miércoles, 20 de febrero de 2019

Comiendo huevos. El comedor

Imagen de cabecera con el título de la entrada

 Hay que ser justo y reconocer las cosas cuando salen bien... aunque no fue así desde el inicio.

 Todo se remonta a hace más de un año ya, cuando el peque comenzó el cole, todo empezó con la famosa frase de "vamos a apuntarle al comedor a ver si así...", pero nada de nada, llegaba la hora de comer y seguía siendo un sufrimiento. En el comedor, aquella primera vez, duró un mes porque para que no comiera allí pues que no lo hiciera en casa, que por lo menos sabíamos qué comía y cuánto y no tenía que sufrir nadie más que nosotros, que somos sus padres y los que tenemos que sufrirlo.

 Meses después, en esta ocasión por necesidad de horarios, le volvimos a apuntar al comedor. Recuerdo que el primer día la encargada de los peques en el comedor nos dijo que al volver a verle había temblado "otra vez el Pequeño Cavernícola por aquí, madre mía...", pero nada más lejos de la realidad, comió estupendamente.

 - Bueno, vamos a esperar, que la otra vez los tres primeros días también comió fenomenal y de todo, no brindemos aún.

 Pero esta vez todo fue diferente, la cosa dio resultado, y menos mal, porque siendo por necesidades de conciliación no podía ser de otra manera. Así que, de nuevo, tuve que comerme mis palabras, me tocó comer huevos. Pasaron tres días, pasó la semana, el mes y el curso y el peque acabó comiendo de todo, ayudado por la monitora porque él va a su ritmo y se distrae con una mosca, pero la cuestión es que comía de todo.

 El verano fue un poquito de retroceso, aunque hacía todas las comidas sin problemas no comía de todo, y no hablemos de fruta o verdura. Nos lo tomamos con filosofía y ¿sabes? creo que algo tenía que ver la trona en la que comía en casa, quizá la asociara a algún mal recuerdo porque en cuanto empezó a comer en la silla y la mesa no había problema.

 Después del verano, este mismo curso, comenzó de nuevo en el comedor, nuestros horarios siguen siendo los mismo, pero lo bueno es que ya no sólo come de todo allí, es que ahora entre sus alimentos favoritos en casa hay frutas: las fresas, la sandía, las uvas... Y se le nota un montón, ya no es el tirillas que era, ya ha pasado la barrera de los 13 kilos en los que ha estado durante más de un año.

4 comentarios:

  1. Ostras que guay!!
    Yo a veces pienso que lo tenía que haber apuntado, porque ahora con 12 años como muy pocas cosas (culpa mía, claro) pero por más que últimamente hace el intento de probar cosas nuevas, esas cosas evidentemente no son ni lentejas, ni alubias ni nada que se le parezca....
    Me alegro de que el tuyo haya mejorado en ese aspecto, que al menos en mi casa, el tema de la comida es un quebradero de cabeza!

    Un abrazo

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    1. Pues sí que es un quebradero lo de la comida, en nuestra casa temíamos ese momento porque lo pasábamos fatal. Ahora que ha estado malo unos días no quería comer y recordábamos aquellos tiempos tan malos.

      Abrazos!

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  2. La experiencia de mis hijos con el comedor ha sido positiva y aunque salvo en el caso de la niña en la guardeía, que no había manera de que comiera en casa y sí lo conseguía mi amiga en la guarde...sólo lo hemos utilizado en casos puntuales. Pero creo que a veces les viene bien probar cosas nuevas que en casa a veces ya dejamos por imposible, o cocinadas de otra forma que resulta que les gusta.

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    1. Imagino que habrá experiencias tanto positivas como negativas. La mía personal de pequeño es negativa sin ir más lejos. Pero bueno, en casa de que sea complicado el asunto de comer en caso solo puedo decir que se intente y si va bien pues ya cada uno que valore, porque también conlleva un gasto económico importante.
      Gracias por comentar :)

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