Hace unos días estábamos en una terraza con unos amigos tomando unas tapas, nosotros estábamos con el peque y somos los únicos amigos con un hijo. Estuvimos bebiendo, comiendo y charlando, lo típico vaya, el peque pasaba por las piernas y brazos de la Mamá Moderna a alguna amiga, jugando con cosillas y picoteando, pero tras un rato el Pequeño Cavernícola se aburrió y decidió que era el momento de echar a correr y a jugar, como cualquier niño. "Déjale ahí que está a la vista" decían unos, "le tienes controlado" decían otros, pero nada, que por más que lo intenté no me sale.
Y es que no pude quedarme sentado ni medio minuto así que me fui a jugar con el peque, a escondernos de los cocodrilos (que últimamente aparecen por todas partes a mordernos el culete), y luego a correr un poco y luego a dar vueltas y... Vaya mareo... vueltas una vez, vueltas otra vez y a la tercera vez este Papá Cavernícola estaba muy mareado y la Mamá Moderna vino a hacer un relevo. Vueltas una vez, vueltas otra vez y a la tercera mamá está muy mareada y de nuevo me tocaba hacer el relevo. ¿Cuanto rato es capaz un niño de estar dando vueltas?
Otros días estoy en el parque, el Pequeño Cavernícola ya le está cogiendo el truco a muchos de los obstáculos típicos de los columpios así que le doy bastante margen para que él solo vaya aprendiendo, en algunos no sabe y se mosquea, alguna vez me pide ayuda pero es terco y lo intenta hasta el cabreo. El caso es que aunque le doy margen y le observo en la distancia no me sale el sentarme y ponerme a charlar (aunque siempre voy solo) o a mirar el móvil, estoy en tensión constante, vigilante, cuando se acercan niños que van solos, y generalmente son más mayores, me entra el canguelo y me acerco más de lo normal o me pongo a jugar con él directamente.
Con más práctica y confianza seguro que me acaban saliendo las cosas, como cambiar el pañal de pie que antes no me salía y ya soy capaz de hacerlo (que mira que hay veces que me lo pone complicado, venga a moverse con los pantalones bajados y todo al aire).