miércoles, 18 de diciembre de 2019

Obligado a crecer

Foto borrosa de El Pequeño Cavernícola con el título del post en primer plano.


 Yo siempre fui el hijo pequeño en mi casa, mi hermano me sacaba 3 años e imagino que perdió su trono como les pasa a tantos y tantas niños y niñas. Ahora que lo veo en mi casa, con mi hijo y mi hija, me doy cuenta de que les hacemos crecer más rápido de lo que deberían, inconscientemente claro, pero al fin y al cabo pasa.

 Me doy cuenta de que mi Pequeño Cavernícola tiene que crecer y apañarse él solo en muchas tareas mientras yo atiendo a su pequeña hermana. Tareas que antes aunque supiera hacerlas me gustaba acompañarle y estar a su lado. Ahora le toca apañárselas, aprender, frustrarse, pedir ayuda o tirar de orgullo y hacerlo, aunque sea mal.

 No siempre sale bien, crecer anticipadamente no es plato de buen gusto. A mi me gustaría seguir siendo niño, claro, y en lo que puedo así lo soy.

 En muchos momentos siento que traiciono a mi peque y cuando más han ido pasando los meses más lo siento, el sabor cada vez es más agridulce: "¿cómo puedo dejarle de lado con todo lo que hemos pasado, con todo lo que me ha hecho sentir y vivir?". "Pobrecito, que estoy sólo con los dos y apenas puedo prestarle atención". Así, noche tras noche, cuando el peque se queda dormido solo en el sofá de puro cansancio mientras doy de cenar o acuesto a su hermana.

 Y no voy a mentir, alguna lagrimilla ha recorrido mis mejillas.

 Por otra parte, perder el trono, es algo imposible, ya que no le puedo querer más. Sí, esos sentimientos tienen razón porque con mi Pequeño Cavernícola he vivido momentos que siempre serán únicos, todas mis primeras veces en la paternidad han sido con él y eso nunca quedará en el olvido. Todo fue muy diferente con él, quizá por eso el sentimiento de culpa se agrava más.

 Al final ellos siempre nos demuestran que están por encima y no se quedan con lo malo, lo borran, aprecian lo bueno, los momentos divertidos y agradables, los momentos juntos aunque sean tristes. Espero que así sea y que más temprano que tarde él deje de pagar y pueda prestarle y dedicarle más tiempo.

 Apañarse con dos estando solo no es fácil pero la peor parte es esta, hacerle crecer apresuradamente.
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miércoles, 4 de diciembre de 2019

Regalos de Navidad para padres ocupados

Imagen con el título del post sobre una imagen desenfocada de un árbol de navidad y regalos.


 Queridos Reyes Magos, para este año que he sido tan bueno voy a pediros unos regalitos que nos vienen de maravilla a los padres ocupados, porque nos cuesta separarnos de nuestros hijos o sacar tiempo para hacer algunas tareas o porque acabamos agotados y no nos acordamos o... Hay tantos y tantos casos, que la paternidad al final es una carrera de agotamiento, así que cualquier ayuda es bienvenida.

 Por lo tanto, queridas Majestades, sin más dilación voy a dejaros mis peticiones, nótese que también son peticiones para cualquier padre o madre, primerizo o no, con uno o más hijos, etc... Si veis que alguno de ellos no ha pedido nada pueden hacérselo llegar de mi parte.

Mochila porteadora ergonómica


 Fue todo un descubrimiento con mi Pequeño Cavernícola pero es que ahora que somos uno más en la familia, y que por las tardes estoy sólo con los dos pequeñajos, es un elemento vital de mi día a día. Meto a mi Pequeña Cavernícola en la mochila y puedo ayudar a su hermano a realizar diferentes tareas que aún se le atascan como lavarse los dientes, ducharse o ponerse alguna prenda de vestir, preparar la cena o el biberón.

 Y diréis, puedes dejarla un rato sentada en su hamaca, columpio, parque o lo que sea. Y yo respondo, pues sí, pero mi hija es muy exquisita y por lo que sea sólo quiere brazos. Y diréis, pero en la mochila no está en brazos. Y yo respondo, no pero como si lo estuviera, además le encanta mirar todo lo que hacemos su hermano y yo mientras ellas está ahí "colgada". Y para dormir es mano de santo, unos paseitos y acaba cayendo, lo malo es luego para sacarla sin despertarla, y más estando solo. Pero eso ya son otras historias.


Columpio para bebé automático


 Pero bueno ¿no acabas de decir que sólo quiere brazos? Eh... pues sí, pero tiene rachas. Con el Pequeño Cavernícola tuvimos una hamaca. Que se balanceaba. Manualmente... Así que o te la ponías cerca del pie para poder moverla o la ponías sobre una mesa para poder moverla con la mano y conseguir el balanceo adecuado.

 Con un columpio automático nuestra vida se simplificó porque ya no hay que estar moviendo nada, sientas al bebé, le pones la velocidad deseada y a hacer lo que necesites hacer en ese momento, aunque sea jugar con ella, y relajar un poco la espalda y hombros. Las hay con música, con ruidos ambientales, con diferentes velocidades, con juguetitos... eso ya a gusto del consumidor, ustedes, Majestades, ya conocen a todos lo padres.

 Para mi ha sido un cambio en cuanto a la anterior hamaca porque cuando quiere estar un rato ahí es muy cómodo, la sientas o tumbas y puedes estar tendiendo la ropa o preparando la cena mientras la peque está jugando. Alguna vez, de más bebé, llegó a dormirse algún ratito ¡puro gozo!

Foto de un columpio automático para bebés


Robot aspirador Roomba i7+


 Ahora que tengo dos hijos es una constante ir de un lado para otro y llegar a casa justo para dar de comer al bebé o intentar que se duerma. Que si lleva al Pequeño Cavernícola al cole, que si ves al pediatra, que si extraescolar por aquí, que si logopeda por allá... Vamos que una ayuda en las labores del hogar nunca viene mal.

 Y para eso nada mejor que Roomba i7+, el robot aspirador que para mi es el regalo estrella y que me tiene loco. Es muy completo, lo primero que hace es mapear la casa, con su tecnología Imprint Smart Mapping, para tener un plano completo de tu hogar y darle un nombre a cada habitación o espacio. Así puedes hacer que el robot limpie una habitación en concreto, con la voz o a través de la App, o , si quieres, puedes limpiar toda la casa.

 Además puedes programar que pase los días que tú quieras a la hora que quieras y te olvidas de tener que hacerlo manualmente. Yo ya lo he programado para que limpie toda la casa lunes, miércoles y viernes a la hora que estamos llevando al peque al cole, así cuando volvemos ya está todo limpio. Y por increíble que parezca no es lo único, olvídate de vaciar el depósito, sí, porque Roomba se va a su estación Clean Base y vacía el depósito automáticamente, tiene una capacidad de 30 depósitos, echa cuentas pero yo creo que durante un par de mesecitos me olvido de vaciarla.

 Para terminar sólo decir que es un regalo que me podría llevar de vacaciones y mapear la casa donde vayamos porque tiene capacidad para aprenderse hasta 10 plantas o superficies distintas. Y disfrutar aún más de las vacaciones. Vamos que si viajé al presente desde la prehistoria era para esto, una pasada.




 Sin más, queridas Majestades de Oriente, me despido. Tengan a bien mis deseos y recomendaciones para todos esos padres que no sacan tiempo y están un poco agobiados por este asunto. Hacedles felices y que disfruten un poco más de su tiempo y de sus hijos.
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miércoles, 26 de junio de 2019

[Ocio en familia] Escapadas - Zoo de Guadalajara

Imagen de cabecera


  • Dónde: En Guadalajara, en la Av. de Pedro Sanz Vázquez s/n.
  • Cuándo: De lunes a viernes de 10:00 a 21:00, excepto domingos que cierran a las 19:00
  • Cuánto: Entrada gratuita
  • Página oficial

Imagen de la placa de inauguración del Zoo de Guadalajara
Placa a la entrada del Zoo


 Muy cerca de Madrid tenemos una actividad para pasar un día, una mañana o una tarde. En Guadalajara podemos visitar el clásico Zoo, que fue inaugurado en 1985 y allí sigue resistiendo el paso del tiempo. A nosotros que nos pilla a medio camino de Madrid y Guadalajara lo visitamos de vez en cuando y, aunque no es el no va más, está bien para echar la tarde.

 El Zoo de Guadalajara tiene bastantes tipos diferentes de animales, de los cinco continentes, aunque destacan los europeos, contando unas 100 especies diferentes de animales. Además tiene una zona dedicada a animales domésticos. También tiene zonas de descanso y merendero así como zonas de juegos para los más pequeños.

Foto de un muflón en primer plano
Un muflón pidiendo comida


 El Zoo no es muy grande y se puede ver en una mañana o en una tarde pero si se aprovecha la visita para visitar la ciudad o hacer alguna otra actividad por la zona se puede ir por la mañana y utilizar las zonas de mesas para comer antes de irse.

 Hay zonas de animales en que se pueden llegar a tocar o acariciar, con cuidado, por supuesto, y otras en las que se acercan mucho, para ver si les cae algo de comida, ya que el zoo no está vigilado hay gente que lleva comida de varios tipos, lo que no recomiendo porque quién sabe si les puede sentar mal o alterar la dieta, no obstante supongo que estarán más que acostumbrados. Nosotros hemos optado por darles hierbas del suelo, las mismas que comen ellos, que oye, no es una delicatessen pero se acercan igual.

Dos gamos al otro lado de la valla
¿Ciervos o gamos?


 A la entrada del Zoo hay una cafetería-restaurante por si apetece tomarse algo y, además, hay un aparcamiento gratuito en frente de la entrada. Servicios me pareció ver sólo en la entrada lo que se queda escaso pero igual se me pasó porque no los necesitáramos en el momento de estar paseando por el zoo.

 En definitiva, como plan alternativo para echar una tarde o una mañana está bien siempre que no te importe ver animales en cautividad. Hay varios animales diferentes y casi todos se pueden ver bien, los más exóticos son los más complicados de ver porque suelen estar lejos del paseo. No obstante es un plan gratuito, en el que tan solo hay que gastar lo que cueste el viaje si nos llevamos nuestra comida.

El merendero en primer plano y la zona de juegos al fondo
El merendero y la zona de juegos al fondo

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jueves, 20 de junio de 2019

Anecdotario. Botones y unidades

Cabecera de entrada con el título sobre una foto borrosa

Unidades

 Debe ser que en el cole están aprendiendo las unidades de medida como el metro, el kilo o el litro. Todo porque un día estábamos jugando en el parque a buscar monstruos: momias, vampiros, arañas, brujas... todo el repertorio monstruil imaginable.

 De repente nos encontramos con unos monstruos gigantes, diría que eran esqueletos aunque mi hijo juraba que eran zombies, lo que estaba claro es que eran gigantes y que venían hacia nosotros. Por si no había dado cuenta el Pequeño Cavernícola me avisó:

 - Papá, mira ese zombi, mide dieciséis kilos.

 Enorme.

El botón

 Ahora con un bebé en casa lo de quedarse dormido en cualquier momento y de cualquier manera está a la orden del día, más aún cuando la tienes encima y ella se queda dormida transmitiéndote relax y, de paso, somnolencia.

 Una mañana a la que el Pequeño Cavernícola salía para el cole con la Mamá Moderna nos encontró a la bebé y a mi dormidos en el sofá, pecho con pecho, tan a gustito. El peque nos mira y le dice a mamá:

 - ¿Mamá, qué le pasa a papá que siempre que coge a la bebé se queda dormido? ¿Es que tiene un botón o algo?

 Encendido y apagado, no estaría nada mal...

La merienda improvisada

 Era la hora de salida del cole y ese día llegaba tras haber estado haciendo algunas tareas por lo que, teniendo luego logopeda, no me había dado tiempo a preparar nada para la merienda. Entre la salida del cole y el logopeda tan solo tenemos 30 minutos así que tocaba improvisar.

 Vamos al "chino" de la esquina y elegimos unos "mini-fuets" y un zumo de piña y directos para el centro de terapia infantil. Llegamos con tiempo, unos 15-20 minutos para merendar y jugar un poquito a "matar zombis" o a los "superhéroes", los dos juegos más top en esta casa últimamente. Así que nos sentamos en los escalones que hay allí cerca y a merendar.

 Tras unos minutos sentados, comiendo y hablando, el Pequeño Cavernícola dice:

 - Papá, eres el mejor papá del mundo.

 No lloré, pero poco me faltó. Habrá que improvisar más meriendas...
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miércoles, 29 de mayo de 2019

El último embarazo

Imagen de cabecera con el titulo "El último embarazo" sobre una foto desenfocada

 Y fui papá de nuevo.

 Pero la historia comienza justo después de esta entrada. Tras unos meses de pena y de no tener ganas de nada comenzamos a darnos una última oportunidad de intentar ser de nuevo padres. Al que más le costó decidirse fue a mi, tenía mucho miedo de volver a vivir aquellos momentos tan duros, de volver a ver sufrir a mi mujer y a mi hijo.

 No fue fácil, estuvimos muchos meses intentándolo, algo que no nos había pasado en ninguna de las tres veces anteriores, porque siempre a la primera oportunidad conseguíamos el embarazo, llegó a nuestras vidas para poner más tensión. Así que las dudas y temores asaltaron a la Mamá Moderna: "¿Y si mi cuerpo dice que basta? ¿Y si mi cabeza lo impide? ¿Y si...?". Imagínate, tras tomar tan difícil decisión y no conseguirlo fácilmente se te viene el mundo encima, a mi también me surgieron algunas dudas, claro.

 Pero tras unos ocho meses lo conseguimos, nuestro último hijo estaba en camino. ¡Bien!

 Todo lo que en un embarazo debería ser alegría, esperanza, ilusión para mi fue todo lo contrario: miedo, angustia, tensión. No mola nada vivir un embarazo así, cada vez que íbamos a una ecografía se me revolvía el estómago, lo pasaba fatal esperando nuestro turno y, luego, dentro de la consulta, hasta que sonaba el maravilloso sonido del corazón de mi futuro hijo y sentía alivio.

 Las veces que no podía ir a alguna revisión era mucho peor, trabajando pendiente del teléfono pero al mismo tiempo acongojado cada vez que sonaba por si eran malas noticias...

 Al final fue una nena, la Pequeña Cavernícola llegó a nuestras vidas tras muchas horas de parto y una cesárea de por medio, no obstante, ese día de monitores tampoco fue fácil de digerir: llamada por la mañana al trabajo: "Cari, que me quedo en monitores que me van a observar, no es nada, no te preocupes cuando sepa más te vuelvo a llamar".

 Dos horas después... ¡DOS horas después!... llegó la llamada, finalmente la Mamá Moderna se quedaba ingresada y yo salía del trabajo pitando rumbo al hospital. Tocaría pasar varias noches y días esperando, rogando porque no fuera como con nuestro peque, aquella noche tan oscura, que por poco no pasó, al final nos escucharon, nos hicieron caso y fuimos para quirófano tras 50 horas intentando un parto natural.

 Ha sido muy largo, nueve meses que dirán, pero vaya nueve meses de temor, de miedo, de estar amargado, mustio, de pagarlas con el mundo y, sobretodo, con mi Pequeño Cavernícola, que al final es el que nos sacó de aquella situación rota y es el que ha pagado los malos momentos de este otro embarazo.

 Lo importante ahora es que, por fin, nuestra Pequeña Cavernícola está aquí y estamos aprendiendo y reaprendiendo lo que era esto de la paternidad.
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jueves, 28 de marzo de 2019

La desconexión social

Imagen de cabecera con el título sobre una foto distorsionada

 Un día en el cole nos pusieron sobre aviso en una tutoría de que el Pequeño Cavernícola no se relacionaba con los compañeros, era algo que ya había observado yo en el parque, donde no se relacionaba con los demás y prefería jugar conmigo o con otros adultos.

  Tras esa reunión nos dejamos llevar por comentarios de otros padres y madres del tipo "es normal, ya pasará" o "no te preocupes, te avisan pero tu hijo no tiene nada de raro". Y bueno quizá tengan razón y... lo dejamos pasar.

 Otras veces, dándole vueltas al coco, me dejaba llevar por mis pensamientos y divagaciones acerca de los genes y la propia herencia social "¡si tú eres igual, so melón!". Quizá sea así... y lo dejamos pasar.

 Pero al final el tiempo pasa, y la cosa sigue igual. En el cole se preocupan más, nada grave, pero al curso siguiente, lo mismo. El Pequeño Cavernícola no se relaciona con los compañeros, en vez de un gemelo en clase tiene dos, apenas habla y participa en las actividades... Y si la tutora y la orientadora lo dicen, algo sabrán.

 Le das vueltas al tema y lo comentas con TÚ gente, tras hablarlo en casa llegas a la conclusión de que "oye, por llevarle a un logopeda no perdemos nada".

 Recomendados por otra amiga, encontramos un centro de terapia infantil y explicamos el tema: "Yo creo que mi hijo no se relaciona porque no habla bien y quizá tenga miedo de que no le entiendan, o directamente no le entienden, se frustra al relacionarse y al final desiste".

 El primer paso es dar un par de sesiones con la psicóloga y logopeda del centro, primero con nosotros y el peque y la siguiente a solas con el Pequeño Cavernícola. Tras estas sesiones llegaría la evaluación.

 Al principio no hubo evaluación, necesitaba verle más porque sí, es tímido y no se le entiende bien. Así que simplemente hicimos un par de sesiones más. Entonces ya sí, nos dijeron que no es un problema con la comunicación, los niños al final se entienden entre ellos, lo que pasaba es que le fallaban las habilidades sociales y para ello iban a buscar un grupo pequeño de dos niños para trabajarlas.

 Y así fue, tras medio curso se nota el avance, tiene amigos en el cole, se relaciona mucho, le invitan a jugar a sus casas y viceversa, la profe está muy contenta e incluso hizo un trabajo en el que tenía que hablar delante de los demás compañeros y nos dieron la enhorabuena de lo bien que lo había hecho, orgullo de padre. En el habla también se le nota el avance aunque tenemos que reforzar este aspecto, todo se andará...

 Con este pedazo de tocho de post solo quiero decir que hay estupendos profesionales ahí fuera, si detectan algo en el cole, o en cualquier sitio, por buscar un profesional y hacer una evaluación para tener una segunda opinión no perdemos nada, al revés, siempre estaremos invirtiendo en el futuro de nuestros hijos.

 Confiemos en los profesionales por encima de nuestras creencias y amigotes.
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jueves, 21 de marzo de 2019

Los papás hablan. La historia de K, segunda parte

Imagen con el título del post

 Continuamos con la segunda parte de la historia de K, continuando desde donde lo dejó en esta entrada. Recuerda que si quieres o tienes algo que contar puedes contactar conmigo en el email que viene en la pestaña "Contacto", arriba, o por cualquier red social.

Duros recuerdos



 Intentando recordar cómo fueron esos primeros días, aquellos en los que nos dimos cuenta de que jugábamos contra el tiempo para ser padres, los recuerdos y sensaciones se agolpan y es difícil reconocer qué fue primero.

Recuerdo perfectamente que fueron de los días en que más lloré de mí vida. Recuerdo hablar de que pasos íbamos a iniciar con cierta sensación de frustración y miedo, pero también con ansia y esperanza. Recuerdo consultar mucho por internet. Recuerdo buscar consuelo con mi familia y amigos.

 Pero no recuerdo el orden de las cosas.

 No obstante, no nos precipitemos. Tras mucho tiempo intentándolo, notaba que algo había cambiado en mí. No soy un santo y soy consciente de “mi pedrá”, aún así había empezado a ser bastante más arisco y el mal humor era constante. Era incapaz de alegrarme por los demás y en general me sentía desdichado. Sentía que mi vida había tocado tope y que estaba estancada en un punto que, si bien podía resultar cómodo de vivir, era poco satisfactorio.

 Caí en la monotonía, sabía cómo sería el día siguiente, la semana siguiente e incluso el año siguiente. Para que os hagáis una idea, es como si intentas llenar un agujero cuadrado con miles de piezas redondas, siempre quedarán huecos.

 El peor momento, y más grave, fue cuando una compañera de trabajo me anunció su próxima maternidad. No era la primera en comunicarme la noticia, claro, pero su noticia llegó en un momento en el que estaba con la moral muy baja y con las defensas por los suelos. Creo que mi respuesta fue algo así: “No me lo esperaba N. Pero… Mira intento alegrarme, pero no puedo”.

 Su cara era un poema y merecía una explicación

 – “… llevamos tiempo intentando tener hijos y no lo conseguimos, así que cuando alguien me quiere dar una sorpresa temo que sea ésta. No es que no me alegre por ti, es que no soy capaz de hacerlo por mí”.

 Fue un proceso largo, lento y silencioso del que no era consciente hasta que pasó lo que os he comentado. Comencé a ver que la posibilidad de no ser padre era muy real y mi mente ya había comenzado a formarse una idea de que sería una vida así y por mucho que me lo pintara de rosa no me gustaba. Llegó a afectar incluso a mi trabajo y vida personal.

 Para finalizar no quiero dejaros con una mala sensación. Comprender que eres consciente de que tienes un problema hasta el final supone un camino largo, en el que se tiene la sensación de andar poco. Todo esto que os he contado no fueron unas semanas, fue el progresivo desgaste el que te lleva a estar mal. Por eso os aconsejo, si vais empezar este viaje (adopción, FIV, etc) desde donde yo lo comencé, buscad ayuda profesional, a mí me funcionó y podría haberme ahorrado muchos disgustos.
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jueves, 14 de marzo de 2019

[Ocio en familia] Cine - El libro de la selva vs Mowgli

Imagen de cabecera con el título sobre fondo negro con ojos de pantera

 En esta ocasión no voy a reseñar una película sino que más bien voy a hacer una pequeña comparativa de dos películas que cuentan la misma historia, la adaptación de El libro de la selva de Rudyard Kipling. Dos películas que se estrenaron con un par de años de diferencia para enfrentar a dos casas clásicas como Disney y Warner Bros.

Pequeñas fichas

Póster de la película El libro de la selva

  • Nombre: El libro de la selva
  • Duración: 105 minutos
  • Dirección: Jon Favreau
  • Género: Aventuras
  • Calificación de edad: Todos los públicos
  • Productora: Disney
  • Año: 2016
  • Actualmente en ninguna plataforma



Póster de la película Mowgli, la leyenda de la selva

Nombre: Mowgli, la leyenda de la selva
Duración: 104 minutos
Dirección: Andy Serkis
Género: Aventuras
Calificación de edad: +13 años
Productora: Warner Bros
Año: 2018
Actualmente se encuentra en Netflix




Comparando las películas


 Cómo he comentado antes ambas películas cuentan la misma historia y las diferencias, en cuanto a este aspecto no son muy grandes, aunque sí que las hay en otros, empezando, por ejemplo, con la calificación de edad. La película de Disney es para todos los públicos y la de Warner es para mayores de 13.

 El libro de la selva es más una traslación de la propia película de Disney de animación de los años 70, con un actor de carne y hueso y técnicas modernas de efectos visuales y captura de movimiento. Por lo tanto podremos encontrar alguna de las famosas canciones como "Busca lo más vital" o "Quiero ser como tú", además de ver una historia más "blanca", en la que, efectivamente, pasan algunas desgracias, estamos en la jungla rodeados de mogollón de animales peligrosos, pero en ningún momento aparecen imágenes turbias ni demasiada sangre.

 Con Mowgli, la leyenda de la selva pasa lo contrario, nos olvidamos de las canciones y nos encontramos ante una peli oscura, en la que en la mayoría de los momentos hay tensión y escenas de "miedo". Mowgli (el personaje) va sufriendo heridas de manera más sangrienta y visual, se olvida de la parte noble y divertida de la historia para centrarse en los problemas y conflictos. Así mismo cuenta un poco más de la relación con los humanos cuando es capturado y, por otra parte, los efectos no están tan logrados haciendo que, pese a ser posterior en cuanto a estreno, parezca más vieja que la peli de Disney.

Imagen de la película El libro de la selva
Mogwli con Bagheera, Baloo y Raksha en "El libro de la selva"

Conclusión


 Si tuviera que elegir entre ambas películas sin restricción de edad me quedaría con El libro de la selva ya que está mejor "hecha", los efectos y la interacción entre el personaje humano y los animados es muy buena, tiene partes divertidas y partes no tan divertidas pero en ningún momento cae en la oscuridad excesiva de Mowgli, la leyenda de la selva. Las canciones, además, son un plus ya que, aunque no son aquellas versiones de nuestra niñez sí que son unas adaptaciones que se dejan escuchar y no están cogidas con pinzas en el contexto de la historia.

 No se cuál fue la estrategia de Warner a la hora de realizar la adaptación de la misma historia dos años después, no se si se les retrasó y Disney les pasó por la derecha o que quisieron darle un toque más adulto pero no llega a funcionar. Quizá en el rango de los adolescentes que en esa etapa quieren huir de algo "infantil" y explorar una peli más adulta pueda funcionar, pero ahí los efectos también juegan en su contra y no llegas a creerte del todo la interacción entre humano y animación.

 A "El Libro de la selva" le doy un 7/10 y a "Mowgli, la leyenda de la selva" le doy un 5/10.

Imagen de la película Mowgli, la leyenda de la selva
Baloo y Mowgli en "Mogwli, la leyenda de la selva"

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miércoles, 27 de febrero de 2019

Los papás hablan. La historia de K

Imagen de cabecera con el título de la entrada

 Una cosa que siempre quise hacer con el blog era dar voz a otros padres, padres a los que quizá no les apetecía abrirse un blog y contar sus historias, o preferían mantenerse en el anonimato y publicar aquí sus historias de forma anónima. En definitiva, poner mi blog a disposición de cualquiera que quisiera contar algo y que sirva a otro fin, así seguir dando visibilidad a la paternidad y a otras vivencias que yo no he pasado.

 Estos post no tendrán mi formato habitual, respetaré la escritura y estilo de quien quiera pasarse por aquí, así que espero que te animes a contactarme para contar tu historia. Todos tenemos algo que contar.

 Tras varias invitaciones a amigos y conocidos al final me llegó el ofrecimiento por parte del que hoy ya es un amigo, el redactor jefe de El Cornetín de GóndorK quiere contar su historia y hoy empezamos por el principio, por la primera parte.


El coste de ser padre. La historia de K.

¿Por qué hago esto?


 Me ha costado arrancar a escribir sobre un tema demasiado amplio como para tener nombre, una historia que va desde los problemas para tener un hijo hasta encontrarse siendo padre con 40.

 Lo primero ha sido saber por qué quiero o tengo la necesidad de escribir sobre ello. “¿Por qué te lanzas a escribir ahora sobre todo el proceso de tener a M? ¿Qué necesidad hay?” – me preguntaba mientras empujaba el carrito en el paseo de la tarde. "¿Por qué estas pensando en ello K?" "Porque tienes una historia que contar, chico".

 Realmente es un conjunto de cosas lo que me empuja a plasmar todas mis vivencias en estos últimos… ¿3? ¿4? ¿5? años para que M estuviera entre nosotros. Escribir, además, sirve para organizar ideas, dando forma y sentido a todo lo vivido. Teniendo un buen amigo con un blog de paternidad como Karim, no dude en preguntarle si le interesaba que hablara del tema. Karim no tardó un segundo en decirme que sí y orientarme en ello. Por respeto a la gente cercana que sale en ésta historia y a mi pareja (que no comparte conmigo el mundo blogging) me referiré a ellos por su inicial.


¿Ser padre con 40? Nunca es un buen momento para ser padre


 Yo no elegí ser padre con casi 40, es más, me parece toda una aventura. Sé que siempre he querido serlo, aunque la verdad, no pensaba mucho en ello. “Ya vendrán” era, posiblemente, el pensamiento que más rondaba por mi cabeza, no había una búsqueda activa. Pero las circunstancias y la cruda realidad se imponen.

 De pronto tus familiares, compañeros, amigos, conocidos e incluso vecinos comienzan a tener hijos. Las primeras señales de alarma se encienden. “P y A han tenido a su segunda hija” “Tu prima R ha tenido dos gemelas preciosas”. Instantáneamente un mecanismo en tu cabeza, algo polvoriento, comienza a girar y formula la siguiente pregunta “¿Qué pasa contigo?

 Aclaremos algo antes de seguir: sí, yo sí quería ser padre, L tenía claro que podía vivir sin ello. Sus circunstancias personales, que no comentaré aquí, la llevaron a dejarlo en un segundo plano. Es por eso que esa pregunta no resonaba tanto en su cabeza como en la mía, en la que comenzaba a hacer un ruido ensordecedor.

 Entended, también, que no estábamos esperando el momento: un mejor sueldo, mejores trabajos o el año del dragón según el horóscopo chino, porque, como decía Mónica Geller: “Nunca es un buen momento para ser padre”. La vida nos llevó a una situación en la que nos vimos obligados a plantearnos seriamente cosas que antes no pensamos que sucederían.

 Lo primero era saber por qué estábamos así. “¿Quién o qué era el culpable?” “Nadie en particular”. Así de claro. Y es que la respuesta vino por parte de una buena amiga, D: “Las parejas fértiles cada vez dejan para más adelante la decisión de tener hijos. Piensan que siempre hay tiempo y no se dan cuenta de que no es así. Pero de esto nadie es culpable, es sólo desinformación básica de nuestros cuerpos”.

 Tenía razón. Yo no quería ser padre a los 40 pero si quería ser padre no me quedaba otra, y os puedo asegurar que el camino que emprendimos no fue, para nada, fácil.


 Hasta aquí la primera parte, próximamente más...
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miércoles, 20 de febrero de 2019

Comiendo huevos. El comedor

Imagen de cabecera con el título de la entrada

 Hay que ser justo y reconocer las cosas cuando salen bien... aunque no fue así desde el inicio.

 Todo se remonta a hace más de un año ya, cuando el peque comenzó el cole, todo empezó con la famosa frase de "vamos a apuntarle al comedor a ver si así...", pero nada de nada, llegaba la hora de comer y seguía siendo un sufrimiento. En el comedor, aquella primera vez, duró un mes porque para que no comiera allí pues que no lo hiciera en casa, que por lo menos sabíamos qué comía y cuánto y no tenía que sufrir nadie más que nosotros, que somos sus padres y los que tenemos que sufrirlo.

 Meses después, en esta ocasión por necesidad de horarios, le volvimos a apuntar al comedor. Recuerdo que el primer día la encargada de los peques en el comedor nos dijo que al volver a verle había temblado "otra vez el Pequeño Cavernícola por aquí, madre mía...", pero nada más lejos de la realidad, comió estupendamente.

 - Bueno, vamos a esperar, que la otra vez los tres primeros días también comió fenomenal y de todo, no brindemos aún.

 Pero esta vez todo fue diferente, la cosa dio resultado, y menos mal, porque siendo por necesidades de conciliación no podía ser de otra manera. Así que, de nuevo, tuve que comerme mis palabras, me tocó comer huevos. Pasaron tres días, pasó la semana, el mes y el curso y el peque acabó comiendo de todo, ayudado por la monitora porque él va a su ritmo y se distrae con una mosca, pero la cuestión es que comía de todo.

 El verano fue un poquito de retroceso, aunque hacía todas las comidas sin problemas no comía de todo, y no hablemos de fruta o verdura. Nos lo tomamos con filosofía y ¿sabes? creo que algo tenía que ver la trona en la que comía en casa, quizá la asociara a algún mal recuerdo porque en cuanto empezó a comer en la silla y la mesa no había problema.

 Después del verano, este mismo curso, comenzó de nuevo en el comedor, nuestros horarios siguen siendo los mismo, pero lo bueno es que ya no sólo come de todo allí, es que ahora entre sus alimentos favoritos en casa hay frutas: las fresas, la sandía, las uvas... Y se le nota un montón, ya no es el tirillas que era, ya ha pasado la barrera de los 13 kilos en los que ha estado durante más de un año.
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miércoles, 13 de febrero de 2019

[Ocio en familia] Juego de mesa - Da ist der Wurm drin

Imagen de cabecera con el título de la entrada

 Cuando me embarqué en la tarea de encargarme de la zona de juegos de mesa infantiles premiados con un Kinderspiel des Jahres (Juego de mesa infantil del año), en el evento organizado por Generación X Alcalá llamado SpieldesjahresTAG, tuve la oportunidad de tener en casa mogollón de juegos y, claro está, jugarlos con el Pequeño Cavernícola. Hoy vamos con uno que gustó mucho tanto en casa como en las jornadas.

Pequeña ficha


Imagen de la caja del juego de mesa Da ist der wurm drim
  • Nombre: Da ist der Wurm drin
  • Editorial: Zoch Spiele
  • Edades: En la caja pone 4 años pero con 3 funciona ;)
  • Número de jugadores: De 2 a 4 jugadores
  • Duración: Entre 15 y 20 minutos
  • Puedes comprarlo en Amazon aquí, en tiendas no lo he visto.




El Juego


 Da ist der Wurm drim es un juego competitivo en el que tendremos que hacer crecer nuestros gusanos y ser el primero en llegar al otro lado del jardín, es decir, estamos ante una carrera de gusanos. Lo primero que tendremos que hacer es elegir el color de la cabeza de nuestro gusano y colocarlo en el tablero a continuación de la cola de ese color, también cogeremos las losetas de apuesta, una con una fresa y otro con una margarita y las colocaremos a nuestro lado, si no usamos esta variante podemos dejarlas en la caja. 

 El tablero se coloca como cualquier tablero solo que encima lleva otro tablero más pequeño que ocultará los caminos por los que los gusanos van avanzando, así no sabremos quién va en cabeza. Luego colocamos las diferentes losetas alrededor del tablero agrupadas por tamaño o color y el dado cerca para lanzarlo, el dado en cada cara tiene un color, no es numérico.

Imagen del juego de mesa Da ist der Wurm drin  en desarrollo con el tablero montado
Los componentes y el tablero montado


 La mecánica es sencilla: en nuestro turno tiramos el dado y según el color que muestre, cogemos la loseta de ese color y la introducimos en nuestro camino de gusano para que la cabeza vaya avanzando por debajo de la tierra. Las losetas son de diferentes tamaños, hay varias medianas y también hay unas muy pequeñas, como las azules, o muy grandes, las rojas. Y así mediante tiradas de dado y haciendo crecer a nuestro gusano, ganará el primer gusano que asome la cabeza por el otro extremo.

 Por último podemos añadir la variante de las losetas de apuesta que le dan un toque más de diversión aunque también de frustración si no aciertas. En el tablero superior hay dos ranuras por las que aparecerán nuestros gusanos según vayan creciendo, la primera ranura tiene margaritas y la segunda fresas, lo único que tenemos que hacer es poner nuestra loseta del tipo correspondiente sobre la casilla del gusano que creemos que va a aparecer antes por la ranura en cuestión. Si conseguimos acertar añadimos la loseta a nuestro gusano, que no al que haya aparecido por la ranura necesariamente, gratuitamente y hacemos que crezca un poco más.

Partida en desarrollo, parece que el gusano rojo va en cabeza


Conclusión


 Que Da ist der Wurm drin tenga el premio del Juego de mesa infantil del año en 2011 dice mucho de él, este premio es una buena referencia para este tipo de juegos y seguro que aciertas comprando un juego con el sellito Kinderspiel des Jahres

El sello del Mejor juego de
mesa Infantil del año
 Es un juego de mesa muy divertido ya que el no ver por donde va cada gusano e ir metiendo losetas para que crezca es emocionante. Tiene dependencia del azar, ya que dependes de lo que salga en el dado, pero si se juega con la variante de la apuesta se compensa un poco la mala suerte que podamos tener los mancos con los dados. Los componentes son de cartón duro, resistentes y duraderos, y las ilustraciones, sin ser una maravilla, son graciosas.

 Por contra, no es un juego barato, ronda los 35€, y además no está en castellano ni editado en nuestro país. Se puede pedir en Amazon y, seguramente, en alguna tienda online o con juegos de importación. Si necesitas reglas traducidas puedes descargarlas aquí.

 ¿Lo recomiendo? Sí, a pesar de su precio creo que es una buena inversión y pueden jugar desde bien pequeños y hasta un rango alto de edad, con primos, hermanos, amigos y, por supuesto, con nosotros ;), con lo que le da mucha vida al juego.



 En ésta ocasión el juego no es mío y, aunque lo jugamos mucho en casa, no le hice fotos o estaban mal enfocadas, por lo tanto he tenido que coger fotos de la BGG y Amazon para ilustrar éste artículo.
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miércoles, 30 de enero de 2019

Juega o muere

Imagen de cabecera con el título "Juega o muere"

 No me reconozco. Quizá llevado por el estrés laboral, por el cúmulo de los quehaceres diarios y vaya usted a saber llegaba el finde y estaba alicaído, sin ganas de hacer nada, sentarme en el sofá o dar un paseo sin otra intención más que la de tomar el aire. Con lo que yo era, que siempre me miraban raro...

 Este finde se daba esa situación, el Pequeño Cavernícola, montado en su nuevo y flamante coche rojo, conducía por una plaza amplia, llegado el momento nos quedamos parados en un sitio céntrico, desde donde contemplábamos, sonreíamos y comentábamos: "cómo controla, le ha cogido el truco en unos minutos", la Mamá Moderna y yo.

 Al final, tras un buen rato, se baja, le apetece jugar a otras cosas. Ahora deja volar su imaginación y, flipado con los superhéroes, con los cazafantasmas y los dinosaurios, se inventa sus historias y recrea escenas imaginarias en su cabeza. Me quedo observando y recordando que eso mismo hacía yo, supongo que todos lo hacíamos de pequeño.

 Yo recuerdo que iba por la calle imaginando que estaba en un videojuego: disparaba a la gente, en las alcantarillas cambiaba de armas o recogía munición, en las señales ganaba vida, etc... Esos tiempos quedaron atrás, crecemos y en algún momento esa fantasía deja de existir, o no dejamos que salga.

 Al cabo de otro rato se acerca y me pregunta si jugamos al pilla-pilla y yo, cansado de nada, cansado de todo, cansado de la vida misma, le digo que no.

 Pero algo dentro de mi hace click!, si no aprovecho estos momentos ya no es que tarde o temprano pasarán, es que seguiré metido en mi día a día, desganado, estresado, enfadado... Así que me acerco a hijo y... "¡pillado!". De pronto la plaza deja paso a un padre y su hijo corriendo uno detrás de otro. Minutos después se llena de escondites, esos que para él son superdifíciles de encontrar aunque se le vea medio cuerpo por debajo de un banco o por detrás de una columna. Yo le imito y mis escondites son igual de ingeniosos, para espías no vamos, pero lo pasamos genial.

 Para terminar el peque le pregunta a la Mamá Moderna si sabe jugar al escondite inglés, nos miramos y en unos segundos mogollón de recuerdos nos asaltan.

 Esa tarde se pudo ver en medio de una plaza, en la puerta de un centro comercial, a dos adultos y un niño haciendo estatuas, recordando momentos de niño, jugando al escondite inglés. O quizá sólo intentábamos escapar al día a día, escapar de la maldita rutina.

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miércoles, 16 de enero de 2019

[Ocio en familia] Juego de mesa - Little fox, médico de animales

Imagen de cabecera con el título del post

 Uno de los juegos que cayeron estas navidades fue este que voy a reseñar hoy, un juego pequeñito y muy barato, lo añadí a un pedido y aunque no es una maravilla tiene algunas cosas a su favor. Vamos con la reseña.

Pequeña ficha

Foto de la caja de juego


  • Nombre: Kleiner Fuchs Tierarzt
  • Editorial: Haba
  • Edades: Desde 4 años
  • Número de jugadores: De 2 a 4 jugadores
  • Duración: 10 minutillos máximo
  • Lo puedes comprar en Amazon (en tiendas no lo he visto).



El juego

 De nuevo estamos ante un juego competitivo en el que el objetivo es ser el primero en atender a 5 animales diferentes. Como habrás podido adivinar seremos unos zorros médicos, todos el mismo pero de colores diferentes, los marcamos por una loseta que pondremos frente a nosotros. Los componentes de este juego son de una calidad media, tenemos por un lado unos troqueles de cartón con las losetas de los animales a curar, que son gruesas para que duren y las ilustraciones muy chulas, hay seis tipos diferentes de animales y cinco losetas por cada tipo; y por otro lado los dados, que parecen algo frágiles y no pesan nada, junto con unos adhesivos para pegar las caras de cada dado.

 La preparación del juego es bien simple, cogeremos todas las losetas de los pacientes (animales enfermitos), las mezclamos y las ponemos repartidas en tres montones iguales en el centro de la mesa, con la cara de los animales y los medicamentos que necesita visibles (hacia arriba). Cogemos nuestro zorro con el color que queramos y dejamos los tres dados al alcance de todos.

Foto del juego desplegado
Partida en curso, el rojo ya ha curado al conejo

 El juego se desarrolla en turnos, en nuestro turno tiraremos los tres dados para conseguir los símbolos de una de las tres losetas de animal visibles, podremos realizar dos repeticiones y guardar los dados que creamos conveniente o relanzarlos más adelante, es decir, si tenemos un símbolo que está en más de un animal es bueno guardárselo y ver que sale en una siguiente tirada. En el caso de que con la primera o segunda tirada ya pudieras curar a un animal no hace falta seguir tirando.

 Tras las tres tiradas pueden pasar dos cosas:
  • ¡Hemos sacado los símbolos de un animal! Bien, cogemos la ficha de paciente, le damos la vuelta y la colocamos junto a nuestra ficha de veterinario, con esto, además, quedará a la vista un nuevo animal para curar en la pila del centro de la mesa. Este tipo de animal ya no podremos volver a curarlo, por eso nos lo guardamos en frente. Algunos animales sólo necesitan dos medicamentos y otros tres.
  • No lo hemos conseguido. Pobrecitos, los animales siguen esperando en el centro a que el siguiente médico pueda curarlos.
 Para terminar hay que mencionar que los dados tienen un medicamento diferente en cada una de sus caras y un comodín, representado por una estrella. Por último, en el caso de que ya hubieras curado a todos los animales que hay a la vista en los montones del centro de la mesa podrás coger una de esas fichas y colocarla en otro montón para ver el siguiente animal, y en el caso de que todos lo jugadores ya hayáis tratado a uno de esos tipos de animales podéis retirarlos del juego para agilizar la partida.

 Con esto el juego termina cuando un jugador haya curado a cinco tipos de animales diferentes (hay seis tipos diferentes y cinco losetas por cada uno), ganando así la partida.

Foto de las losetas de animales
Todos los tipos de animales, las ilustraciones son muy chulas


Conclusión

 Little Fox, médico de animales es un juego demasiado dependiente del azar, a los adultos no nos ofrece gran cosa más allá de pasar un buen rato con nuestros hijos, y a ellos tampoco les ofrecerá mayor desafío, a no ser que les gusten mucho los dados xd. Por otro lado la caja es muy pequeña, de momento la más pequeña de los juegos que llevo reseñados, así que es fácil de transportar, las reglas son fáciles y es muy barato, de vez en cuando sale oferta a 4€.

 ¿Lo recomiendo? Pues si lo encuentras a ese precio en el momento de rellenar un pedido en la tienda indicada más arriba sí, pero si no, hay juegos parecidos y mejores en el mercado.
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miércoles, 9 de enero de 2019

Crónica de un suceso inesperado


 Un día de navidad cualquiera tras trece horas de trabajo por la carga de éste en dicho periodo festivo llegaba yo a casa. Por el camino, en el tren, iba pensando en todo lo que me perdía en esos últimos días de cole, acostumbrado a recoger al peque a la salida y compartir unos pequeños momentos, en que quizá últimamente no me implicaba tanto en mi paternidad como hace unos años, cuando el Pequeño Cavernícola era más pequeño y me necesitaba más, en cómo pasa el tiempo y en cómo crece.

 Con un regusto de nostalgia, de culpabilidad, de tristeza, de pesar, me bajaba del tren y recorría el corto trayecto cuesta arriba hacia casa, hacia la caverna... Por suerte era pronto aún, me quedaba un ratito para ver al peque y a la Mamá Moderna antes de que se fueran a dormir ya que se acuestan a la vez prácticamente. Pero lo que me encontré al llegar a casa no me lo esperaba.

 Nada más entrar por la puerta, tras unas milésimas de segundo apareció mi hijo corriendo por el pasillo al grito de "¡¡Papi!! ¡¡Papi!!", me abrazó fuertemente y me dio un beso. Normalmente se alegra de verme, a veces me da un beso aunque normalmente soy yo el que se acerca y se lo da, otras se esconde y otras no le apetece que yo llegue a casa. Así que me embargaba la sorpresa, me sentí emocionado, pletórico. Tuve tiempo de bañarle, ponernos el pijama, lavarle los dientes y ver un poco los dibujos juntos.

 Fue un momento maravilloso, de esos que hacen que olvides un día agotador o un día de mierda y se convierta, instantáneamente, en un día increíble que pasará a ese rincón de la memoria donde guardo los momentos mágicos, ese rincón que intentaré mantener vivo con el paso del tiempo, del que guardaré la llave en el bolsillo para poder abrirlo siempre que me apetezca.

 Ha sido la primera vez, no se si vendrán más o no. Pero sé que ese momento, de otra manera, hace años, no podría haberlo vivido. Mi día habría consistido en llegar a casa igual de reventado y nada lo habría hecho mejorar tan de golpe como en esta ocasión.

 Sí, la paternidad me ha hecho no tener todo el tiempo que antes podía dedicar a mis hobbies, a mi mujer, a mis amigos... pero todo lo que paternidad me da en un segundo no lo cambiaría por nada del mundo. Jamás cambiaré ese abrazo que lo vale todo por nada del mundo.
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miércoles, 2 de enero de 2019

[Ocio en familia] Cine - Las 5 pelis que más vimos en 2018


 Ya acabó el 2018 y por lo tanto es buen momento para hacer balances, repasos, etc... Así que en este post voy a hacer un ranking con las pelis que mas hemos visto en la caverna durante 2018 y en familia, o al menos con el peque, porque aquí, como ya he comentado varias veces, las vemos en bucle. Haré un poco de trampa y en algunos casos pondré sagas en lugar de una peli porque si no la lista la ocuparía toda una saga...


Cartel de la película ¡Canta!

5. ¡Canta!

 Esta película de 2016 ha estado muy reñida con la de Mascotas para entrar, pero creo que esta la vimos alguna vez más. Es una historia musical de animación en la que los protagonistas son animales. Hay un concurso de canto para hacer un espectáculo en un teatro en quiebra. La peli es previsible pero aún así logra entretener y divertir, la elección de los temas musicales es una acierto y hace a los personajes que los interpretan, creíbles. Pone en valor el esfuerzo, el sacrifico, la superación personal y la lucha por los sueños.




Cartel de la película Madagascar


4. Saga Madagascar


La saga de Dreamworks la estuvimos viendo mucho a mediados de año. Curiosamente la que más vimos fue la primera, luego la segunda y la que menos la tercera, que también van de mejor a peor porque la tercera es muy floja. La historia se centra en Álex el león y sus amigos, Marty la cebra,, Gloria la hipopótamo y Melman la jirafa, los cuales se fugan del Zoo de Nueva York y acaban en la isla de Madagascar donde conocen la tan ansiada libertad. A lo largo de la saga se narrará su camino de vuelta a casa recorriendo África y Europa. Son amenas y divertidas, ponen en valor la amistad y el compañerismo y tiene una canción que hará bailar hasta al más parao.

Cartel de la película Scooby-Doo

3. Saga Scooby-Doo

 La saga de misterio de Warner Bros triunfó bastante, a nuestro pesar, porque son realmente malas. Las pelis están a la par, no hay una mejor que otra porque ambas son malas tanto en interpretaciones como en guiones pero con los peques funciona y es lo que importa. Aventuras de misterio en las que el grupo Mystery Inc. tiene que resolver una serie de incidentes en la primera en el museo de la ciudad y en la segunda en una isla. Lo mejor es que no hay más que dos.



Cartel de la película Jumanji2. Saga Jumanji

No es que sea una saga en sí ya que de una a otra solo se mantiene el nombre pero ambas las vimos mucho. La primera, la clásica, dos niños que comienzan una partida al juego de mesa Jumanji, en la que uno se queda atrapado y pasan muchos años hasta que otros niños vuelven a jugar y así pasan por mil calamidades para intentar terminar la partida y volver donde comenzó todo. En esta peli las cosas ocurren en la ciudad, salen o son creadas por el juego y todo ciudadano puede sufrir sus consecuencias. Tiene escenas graciosas y otras de tensión, es algo violenta en algunos momentos, sobretodo con el cazador, pero se deja ver.
La segunda todo ocurre dentro del juego, en esta ocasión, pasados ya muchos años, el juego se transforma en un videojuego y los protagonistas se transportan dentro de éste. Aventuras en la jungla con mucha acción, muchos momentos graciosos y muchos clichés. También es violenta aunque algo menos. A mi Dwayne Johnson me hace mucha gracia y el equipo en general congenia bien.

Cartel de la película Cazafantasmas

1. Saga Cazafantasmas

 No podía ser de otra forma, llevamos medio año viendo las películas y el Pequeño Cavernícola sigue flipado con todo lo que hay alrededor de ésta. Las dos primeras pelis mantienen el mismo reparto, un gran reparto, y son míticas para mi generación. Cuenta la historia alrededor de unos científicos expertos en parapsicología que tras quedarse sin trabajo fundan la empresa "Cazafanstasmas" y acaban salvando New York en ambas pelis. Tienen muchas cosas molonas como los fantasmas, el Marshmallow, la estatua de la libertad, el reparto o la música, pero por contra tiene un lenguaje plagado de insultos y palabrotas gratuitas, y recordemos que es una peli para "todos los públicos".
En cuanto a la última cambia el reparto y ahora son chicas, se corrige el lenguaje y se mejoran los efectos, quizá sobre un poco el papel de tontito de Chris Hemsworth pero seguro que a los peques les hace gracia. La historia viene a ser lo mismo, el grupo se junta y fundan la empresa "Cazafantasmas" y libran a la ciudad de una terrible amenaza. Es muy divertida y se deja ver muy bien aunque la nostalgia nos pueda, el reparto de las primeras es inigualable y juega en su contra ya que en ésta peli, para mi, falla un poquito y no congenian tan bien.

 Y hasta aquí mi top 5, se han quedado fuera muchas y hubo otras que me hubiera gustado que estuvieran pero al peque no le hicieron tilín, qué le vamos a hacer... ¿Qué pelis habéis visto más en vuestra casa? ¿Sois de ver mucho cine como nosotros?
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