jueves, 28 de marzo de 2019

La desconexión social

Imagen de cabecera con el título sobre una foto distorsionada

 Un día en el cole nos pusieron sobre aviso en una tutoría de que el Pequeño Cavernícola no se relacionaba con los compañeros, era algo que ya había observado yo en el parque, donde no se relacionaba con los demás y prefería jugar conmigo o con otros adultos.

  Tras esa reunión nos dejamos llevar por comentarios de otros padres y madres del tipo "es normal, ya pasará" o "no te preocupes, te avisan pero tu hijo no tiene nada de raro". Y bueno quizá tengan razón y... lo dejamos pasar.

 Otras veces, dándole vueltas al coco, me dejaba llevar por mis pensamientos y divagaciones acerca de los genes y la propia herencia social "¡si tú eres igual, so melón!". Quizá sea así... y lo dejamos pasar.

 Pero al final el tiempo pasa, y la cosa sigue igual. En el cole se preocupan más, nada grave, pero al curso siguiente, lo mismo. El Pequeño Cavernícola no se relaciona con los compañeros, en vez de un gemelo en clase tiene dos, apenas habla y participa en las actividades... Y si la tutora y la orientadora lo dicen, algo sabrán.

 Le das vueltas al tema y lo comentas con TÚ gente, tras hablarlo en casa llegas a la conclusión de que "oye, por llevarle a un logopeda no perdemos nada".

 Recomendados por otra amiga, encontramos un centro de terapia infantil y explicamos el tema: "Yo creo que mi hijo no se relaciona porque no habla bien y quizá tenga miedo de que no le entiendan, o directamente no le entienden, se frustra al relacionarse y al final desiste".

 El primer paso es dar un par de sesiones con la psicóloga y logopeda del centro, primero con nosotros y el peque y la siguiente a solas con el Pequeño Cavernícola. Tras estas sesiones llegaría la evaluación.

 Al principio no hubo evaluación, necesitaba verle más porque sí, es tímido y no se le entiende bien. Así que simplemente hicimos un par de sesiones más. Entonces ya sí, nos dijeron que no es un problema con la comunicación, los niños al final se entienden entre ellos, lo que pasaba es que le fallaban las habilidades sociales y para ello iban a buscar un grupo pequeño de dos niños para trabajarlas.

 Y así fue, tras medio curso se nota el avance, tiene amigos en el cole, se relaciona mucho, le invitan a jugar a sus casas y viceversa, la profe está muy contenta e incluso hizo un trabajo en el que tenía que hablar delante de los demás compañeros y nos dieron la enhorabuena de lo bien que lo había hecho, orgullo de padre. En el habla también se le nota el avance aunque tenemos que reforzar este aspecto, todo se andará...

 Con este pedazo de tocho de post solo quiero decir que hay estupendos profesionales ahí fuera, si detectan algo en el cole, o en cualquier sitio, por buscar un profesional y hacer una evaluación para tener una segunda opinión no perdemos nada, al revés, siempre estaremos invirtiendo en el futuro de nuestros hijos.

 Confiemos en los profesionales por encima de nuestras creencias y amigotes.
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jueves, 21 de marzo de 2019

Los papás hablan. La historia de K, segunda parte

Imagen con el título del post

 Continuamos con la segunda parte de la historia de K, continuando desde donde lo dejó en esta entrada. Recuerda que si quieres o tienes algo que contar puedes contactar conmigo en el email que viene en la pestaña "Contacto", arriba, o por cualquier red social.

Duros recuerdos



 Intentando recordar cómo fueron esos primeros días, aquellos en los que nos dimos cuenta de que jugábamos contra el tiempo para ser padres, los recuerdos y sensaciones se agolpan y es difícil reconocer qué fue primero.

Recuerdo perfectamente que fueron de los días en que más lloré de mí vida. Recuerdo hablar de que pasos íbamos a iniciar con cierta sensación de frustración y miedo, pero también con ansia y esperanza. Recuerdo consultar mucho por internet. Recuerdo buscar consuelo con mi familia y amigos.

 Pero no recuerdo el orden de las cosas.

 No obstante, no nos precipitemos. Tras mucho tiempo intentándolo, notaba que algo había cambiado en mí. No soy un santo y soy consciente de “mi pedrá”, aún así había empezado a ser bastante más arisco y el mal humor era constante. Era incapaz de alegrarme por los demás y en general me sentía desdichado. Sentía que mi vida había tocado tope y que estaba estancada en un punto que, si bien podía resultar cómodo de vivir, era poco satisfactorio.

 Caí en la monotonía, sabía cómo sería el día siguiente, la semana siguiente e incluso el año siguiente. Para que os hagáis una idea, es como si intentas llenar un agujero cuadrado con miles de piezas redondas, siempre quedarán huecos.

 El peor momento, y más grave, fue cuando una compañera de trabajo me anunció su próxima maternidad. No era la primera en comunicarme la noticia, claro, pero su noticia llegó en un momento en el que estaba con la moral muy baja y con las defensas por los suelos. Creo que mi respuesta fue algo así: “No me lo esperaba N. Pero… Mira intento alegrarme, pero no puedo”.

 Su cara era un poema y merecía una explicación

 – “… llevamos tiempo intentando tener hijos y no lo conseguimos, así que cuando alguien me quiere dar una sorpresa temo que sea ésta. No es que no me alegre por ti, es que no soy capaz de hacerlo por mí”.

 Fue un proceso largo, lento y silencioso del que no era consciente hasta que pasó lo que os he comentado. Comencé a ver que la posibilidad de no ser padre era muy real y mi mente ya había comenzado a formarse una idea de que sería una vida así y por mucho que me lo pintara de rosa no me gustaba. Llegó a afectar incluso a mi trabajo y vida personal.

 Para finalizar no quiero dejaros con una mala sensación. Comprender que eres consciente de que tienes un problema hasta el final supone un camino largo, en el que se tiene la sensación de andar poco. Todo esto que os he contado no fueron unas semanas, fue el progresivo desgaste el que te lleva a estar mal. Por eso os aconsejo, si vais empezar este viaje (adopción, FIV, etc) desde donde yo lo comencé, buscad ayuda profesional, a mí me funcionó y podría haberme ahorrado muchos disgustos.
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jueves, 14 de marzo de 2019

[Ocio en familia] Cine - El libro de la selva vs Mowgli

Imagen de cabecera con el título sobre fondo negro con ojos de pantera

 En esta ocasión no voy a reseñar una película sino que más bien voy a hacer una pequeña comparativa de dos películas que cuentan la misma historia, la adaptación de El libro de la selva de Rudyard Kipling. Dos películas que se estrenaron con un par de años de diferencia para enfrentar a dos casas clásicas como Disney y Warner Bros.

Pequeñas fichas

Póster de la película El libro de la selva

  • Nombre: El libro de la selva
  • Duración: 105 minutos
  • Dirección: Jon Favreau
  • Género: Aventuras
  • Calificación de edad: Todos los públicos
  • Productora: Disney
  • Año: 2016
  • Actualmente en ninguna plataforma



Póster de la película Mowgli, la leyenda de la selva

Nombre: Mowgli, la leyenda de la selva
Duración: 104 minutos
Dirección: Andy Serkis
Género: Aventuras
Calificación de edad: +13 años
Productora: Warner Bros
Año: 2018
Actualmente se encuentra en Netflix




Comparando las películas


 Cómo he comentado antes ambas películas cuentan la misma historia y las diferencias, en cuanto a este aspecto no son muy grandes, aunque sí que las hay en otros, empezando, por ejemplo, con la calificación de edad. La película de Disney es para todos los públicos y la de Warner es para mayores de 13.

 El libro de la selva es más una traslación de la propia película de Disney de animación de los años 70, con un actor de carne y hueso y técnicas modernas de efectos visuales y captura de movimiento. Por lo tanto podremos encontrar alguna de las famosas canciones como "Busca lo más vital" o "Quiero ser como tú", además de ver una historia más "blanca", en la que, efectivamente, pasan algunas desgracias, estamos en la jungla rodeados de mogollón de animales peligrosos, pero en ningún momento aparecen imágenes turbias ni demasiada sangre.

 Con Mowgli, la leyenda de la selva pasa lo contrario, nos olvidamos de las canciones y nos encontramos ante una peli oscura, en la que en la mayoría de los momentos hay tensión y escenas de "miedo". Mowgli (el personaje) va sufriendo heridas de manera más sangrienta y visual, se olvida de la parte noble y divertida de la historia para centrarse en los problemas y conflictos. Así mismo cuenta un poco más de la relación con los humanos cuando es capturado y, por otra parte, los efectos no están tan logrados haciendo que, pese a ser posterior en cuanto a estreno, parezca más vieja que la peli de Disney.

Imagen de la película El libro de la selva
Mogwli con Bagheera, Baloo y Raksha en "El libro de la selva"

Conclusión


 Si tuviera que elegir entre ambas películas sin restricción de edad me quedaría con El libro de la selva ya que está mejor "hecha", los efectos y la interacción entre el personaje humano y los animados es muy buena, tiene partes divertidas y partes no tan divertidas pero en ningún momento cae en la oscuridad excesiva de Mowgli, la leyenda de la selva. Las canciones, además, son un plus ya que, aunque no son aquellas versiones de nuestra niñez sí que son unas adaptaciones que se dejan escuchar y no están cogidas con pinzas en el contexto de la historia.

 No se cuál fue la estrategia de Warner a la hora de realizar la adaptación de la misma historia dos años después, no se si se les retrasó y Disney les pasó por la derecha o que quisieron darle un toque más adulto pero no llega a funcionar. Quizá en el rango de los adolescentes que en esa etapa quieren huir de algo "infantil" y explorar una peli más adulta pueda funcionar, pero ahí los efectos también juegan en su contra y no llegas a creerte del todo la interacción entre humano y animación.

 A "El Libro de la selva" le doy un 7/10 y a "Mowgli, la leyenda de la selva" le doy un 5/10.

Imagen de la película Mowgli, la leyenda de la selva
Baloo y Mowgli en "Mogwli, la leyenda de la selva"

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