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miércoles, 5 de febrero de 2020

Limpiando la caverna con Roomba i7+ a fondo

Imagen borrosa con el título al frente en dos colores

 Hace tiempo que mi caverna comenzaba a estar más desatendida de lo normal, pasar de un hijo a dos es un cambio importante y las tareas no sólo se duplican sino que hay que volver a encajar horarios, sacar tiempo de donde no lo hay para realizar las tareas cotidianas, para trabajar, ayudar con los estudios al Pequeño Cavernícola, las extraescolares, etc etc. ¡Qué te voy a contar!

 Por todo esto supimos que necesitábamos un robot aspirador en la caverna y con iRobot Roomba i7+ sabíamos que acertaríamos. Ya llevamos un tiempo desde que nos llegó y hemos podido darle mucho uso y probarlo a fondo. Es por ello que voy a dedicarle un post a este maravilloso milagro del futuro, vuestro presente.

 Con el robot aspirador Roomba i7+ te olvidas, prácticamente, de que tienes que limpiar, incluso de que tienes un robot en casa, ya que, gracias a su estación de vaciado automático "Clean Base", cuando termina de limpiar toda la casa vuelve él solito a la estación y vacía su depósito. Un depósito que es grandecito y te olvidas durante unos meses de vaciar nada, nosotros aún no lo hemos cambiado, como dije, tras algo más de dos meses de uso.

Imagen del plano de mi casa en la App con las habitaciones con nombre
El mapa de la caverna con los espacios y habitaciones
creadas, además de las opciones de la App abajo para
crear o nombrar a éstas.
 Otra de las características que necesitaba era que hiciera un mapeo de mi casa, es decir, que creara un
mapa de mi caverna. Lo mejor de Roomba i7+, en este aspecto, es que con su tecnología "Imprint Smart Mapping" no sólo te crea un plano de tu casa sino que te permite crear espacios, habitaciones o lo que quieras, y ponerles el nombre que quieras ¿Que para qué sirve esto? Pues por si un día los críos juegan en la habitación y dejan el suelo lleno de migas, con la App le puedes decir a Roomba que vaya a limpiar sólo esa habitación.

 La App es un "must" ya que a parte de controlar todo lo que ocurre durante la tarea de limpieza, te permite programar la limpieza para olvidarte del todo de la "máquina". Nosotros así lo hemos hecho para tener una limpieza general tres días a la semana entre diario cuando no estamos en casa. Eso sí, no hay que dejar nada por medio, sobretodo cables, ya que se los puede llevar de paseo, o tirar cualquier cosa, ya que tiene mucha fuerza, tiene un sistema Premium de limpieza en tres fases con sus cepillos de goma y un poder de succión 10 mayor al habitual, siempre comparado con su propia serie 600.

 Entre otras características útiles cabe destacar la tecnología Dirt Detect, mediante la cual detectará la suciedad y limpiará más allí donde haga falta, o la navegación iAdapt 3.0 con vSLAM con la que registra por donde ha pasado ya y mediante su sensor óptico moverse recorriendo paredes y muebles sin chocar, a veces da miedito verlo esquivar los quicios de las puertas.

 Por último el mantenimiento es necesario, como cualquier robot hay que limpiarle las escobillas, los sensores, etc, pero es muy fácil el desmontaje y sin necesitar destornilladores puedes desmontar todos los accesorios, limpiarlos y volver a montarlos.

 A día de hoy diría que es el robot del futuro, una opción muy acertada y altamente recomendable para mantener tu casa limpia día a día, para olvidarte de una tarea como barrer, aspirar o pasar la mopa, que siempre se agradece, olvidarte de vaciar el depósito tras cada uso e incluso olvidarte del propio robot salvo cuando te salta la notificación en el móvil de "trabajo realizado con éxito".

 Desde que Roomba i7+ llegó a la caverna casi hasta podemos bailar breakdance en el suelo.

Esto es lo que puedes encontrar debajo, las almohadillas de aspirado, las potentes ruedas,
la escobilla giratoria para llegar a esos huecos difíciles, sensores, etc...

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lunes, 27 de febrero de 2017

No me sale.


 Hace unos días estábamos en una terraza con unos amigos tomando unas tapas, nosotros estábamos con el peque y somos los únicos amigos con un hijo. Estuvimos bebiendo, comiendo y charlando, lo típico vaya, el peque pasaba por las piernas y brazos de la Mamá Moderna a alguna amiga, jugando con cosillas y picoteando, pero tras un rato el Pequeño Cavernícola se aburrió y decidió que era el momento de echar a correr y a jugar, como cualquier niño. "Déjale ahí que está a la vista" decían unos, "le tienes controlado" decían otros, pero nada, que por más que lo intenté no me sale.

 Y es que no pude quedarme sentado ni medio minuto así que me fui a jugar con el peque, a escondernos de los cocodrilos (que últimamente aparecen por todas partes a mordernos el culete), y luego a correr un poco y luego a dar vueltas y... Vaya mareo... vueltas una vez, vueltas otra vez y a la tercera vez este Papá Cavernícola estaba muy mareado y la Mamá Moderna vino a hacer un relevo. Vueltas una vez, vueltas otra vez y a la tercera mamá está muy mareada y de nuevo me tocaba hacer el relevo. ¿Cuanto rato es capaz un niño de estar dando vueltas?

 Otros días estoy en el parque, el Pequeño Cavernícola ya le está cogiendo el truco a muchos de los obstáculos típicos de los columpios así que le doy bastante margen para que él solo vaya aprendiendo, en algunos no sabe y se mosquea, alguna vez me pide ayuda pero es terco y lo intenta hasta el cabreo. El caso es que aunque le doy margen y le observo en la distancia no me sale el sentarme y ponerme a charlar (aunque siempre voy solo) o a mirar el móvil, estoy en tensión constante, vigilante, cuando se acercan niños que van solos, y generalmente son más mayores, me entra el canguelo y me acerco más de lo normal o me pongo a jugar con él directamente.

 Con más práctica y confianza seguro que me acaban saliendo las cosas, como cambiar el pañal de pie que antes no me salía y ya soy capaz de hacerlo (que mira que hay veces que me lo pone complicado, venga a moverse con los pantalones bajados y todo al aire).
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miércoles, 28 de diciembre de 2016

Canción triste de Park Street.


 Érase una vez un padre que se disponía a salir de casa una plácida mañana de sábado, bueno dispuesto estaba pero por unas cosas o por otras al final acabó saliendo a media mañana y con las cosas por hacer, algo típico cuando se dispone uno a hacer planes con un niño pequeño. No obstante le puso buena cara a la situación y salieron cantando de casa y despidiéndose de mamá con un beso y un adiós, la pobre estaba malita y prefería quedarse descansando para recuperarse lo antes posible.

 Así pues, aquel señor padre con su hijo montado en su triciclo-moto que tanto le gustaba a ambos, equipado con el kit de supervivencia básico (pañales-toallitas-agua) se dirigía al estrambótico paseo hasta el parque cercano a su casa. El viaje en este vehículo es sencillo y ameno pese a los baches y trampas dignos de cualquier ciudad, además ambos iban deleitándose con cada coche, con cada perro, con cada pipi que por su camino se encontraban, admirándolos, diciendo su color o imitando su sonido característico.

 Divisando el parque de lejos el peque se empieza a motivar, una sonrisa picarona aparece en su cara, "papa" suelta por su boquita y señala el parque, "¡anda mira! el parque, ¿quieres ir a jugar?" "issssssi" "muy bien, vamos para allá, pero un ratito que luego tenemos que ir a comer...". Aparca la moto a un lado de la zona de juegos, donde no moleste y esté al alcance y/o vista, suelta a la criatura y valora todos los peligros de las proximidades.

 El padre observa en la distancia, ni cerca ni lejos, siempre atento por si el peque le necesita o por si hace alguna cosa que no debe o, si hace falta, jugar juntos. Su hijo está en esa etapa en la que quiere hacer cosas solo y no quiere que le ayuden pero que tampoco se vayan muy lejos, le da confianza que su padre esté a la vista, no obstante éste a veces está a su lado, también le apetece disfrutar de esos momentos que sabe que van pasando y nunca volverán, le apetece paladearlos y retenerlos el máximo tiempo posible.

 Tras un determinado tiempo el hijo se sienta a jugar con otros niños que por allí campan, el padre observa a su alrededor, todos los padres están sentados o mirando el móvil o en alguna conversación super interesante y no se percatan de que aquel niño se ha comido una piedra o de que el otro le ha metido con una pala en la cabeza a la amiga de al lado. "Son cosas de críos" piensa el padre que busca el banco más cercano para posar sus posaderas y reposar sus ajetreadas piernas, lo localiza, lo visualiza, calcula la distancia, la valora y se dirige hacia él. ¡Éxito! ha llegado, se dispone a sentarse pero antes una mirada a su vástago por si acaso...

 ¡Arena! Resulta que tiene un puñado de arena en la mano y se dispone a tirárselo a la niña pequeña que está a su lado ¡corre! Pero llega tarde "hijo, eso no se hace, la arena al cubo o al agujero", el pequeño lo entiende y se pone a llenar el cubo, la niña no ha dicho ni mú y ningún padre se ha meneado lo más mínimo. Tras unos segundo de observar que todo va bien, vuelve al banco, se sienta, observa y... ¡Palazo! Su hijo ha recibido un palazo del niño que tiene en frente el cual se ríe y le va a soltar otro ¡corre! Pero llega tarde... dos palazos, el señor fatigado le dice al otro niño que así no hay que jugar y separa un poco a su hijo, ningún padre se meneado lo más mínimo...

 Tras observar unos segundos que todo está en orden, mira al banco, se dirige hacia el pero ¡un niño está a punto de caerse de unas escaleras! Ufff, ha llegado a tiempo, afortunadamente eran tres escaleras y llegaba con el brazo pero... ¡menudo susto! Ningún padre se ha meneado lo más mínimo. El hombre vuelve a mirar al banco, mira de nuevo la zona de juegos, mira al banco... Las posaderas tendrán que esperar al sofá de casa, mejor se queda de pie a esa distancia prudencial, además, el niño ya se ha cansado de estar jugando con la arena y quiere montar en ese columpio que aún no controla y necesita de su ayuda. El padre sonríe feliz, de momento puede seguir disfrutando un poquito más de esas primeras veces.
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martes, 8 de noviembre de 2016

Descubriendo el cine.


 Sí amigo o amiga, pudimos asistir en exclusiva y en primicia al gran evento inaugural del preestreno de Peppa Pig en Las botas de oro, su primera incursión cinematográfica, nada más y nada menos que un capítulo especial de 15 minutos de duración, además de ir acompañado de varios capítulos más para que la experiencia llegue aproximadamente a ser de una hora de duración. Pero vamos al principio...

 El Domingo 6, y gracias a PapasBlogueros, asistimos el Pequeño Cavernícola, la Mamá Moderna y un servidor a los cines Kinépolis de La ciudad de la imagen de Madrid. Las actividades comenzaban una hora antes del visionado de "la película", así que a las 10:30 entramos puntualmente al recinto para descubrir un montón de pósters y demás cositas de Peppa, además de unas cuantas canciones sonando (a un volumen adecuado, no estaban a todo meter, lo que se agradece...).

 Al primer sitio al que fuimos fue al Mural de reciclaje, una actividad en la que había cantidad de dibujos para colorear, pegar papeles y demás materiales de diferentes colores con pegamento e incluso recortar con tijeras (esto para niños más mayores). Como no podía ser de otra forma estuvimos un buen rato y fue muy divertido. Me gustó mucho las mesas bajitas hechas con palets (una delicia digna de El hombre palet) y con un metacrilato encima.

 A continuación marchamos a La clase de Madame Gazelle, en esta zona había un montón de globos y estaba decorada como la misma clase de los dibujos, muy molona. Casi nada más entrar tuvimos que hacer un corro para empezar a cantar y bailar el pichi-pichi? (no tengo ni idea, no conocía la canción). Por supuesto me sacaron a mi a hacer el baile, con lo que le gusta al Pequeño Cavernícola bailar y estuvo bastante sorprendido mirando a todos los niños y las chicas que se encargaban de todo. Luego hubo otro juego pero ya estábamos nosotros a los globos.

 Tras otro ratillo ahí nos fuimos a ver qué más había y nos encontramos con toda la familia Pig saliendo a realizar un photocall y pudimos ser de los primeros en hacernos una foto con ellos y ahorrarnos una pedazo de cola que se formó (en concreto fuimos los terceros ^-^). Muchos niños tienen miedo de los personajes estos que son disfraces grandes (no se si me explico...) pero el peque se quedaba fascinado mirándolos, nos costó que mirara para hacer la foto XD.

Una foto publicada por CHeMiCaL (@chemicalcavernicola) el

 Luego ya nos fuimos a por palomitas para prepararnos para la peli, con el menú nos regalaron unas cuantas gominolas, un vaso muy molón y un muñeco de la peli de Trolls. Y nos fuimos para la sala a buscar unas butacas. Hacía tiempo que no iba a Kinépolis y no recordaba que las salas son inmensas y amplias... Estaba hasta arriba pero había hueco de sobra. En los asientos había más regalos, una revista con actividades de pegatinas, colorear... un par de juguetes y un muñeco de Peppa Pig con las botas de oro, además una botellita de agua. Gran detalle :)

 Vamos al meollo que vaya parrafada que me he marcado ya... Palomitas, muñecos, agua y se apagan las luces y... tintiroriro tiroriroriroooo Yo soy Peppa Pig... El sonido un poco alto y la calefacción también (para mi gusto y para mi cabeza (acabé con jaqueca), aunque estábamos casi atrás del todo se veía perfecto y probablemente el sonido no se escuchaba tan alto. El Pequeño Cavernícola estuvo muy atento al capítulo, comiendo sus palomitas y sentado en su sitio. El siguiente capítulo también lo vimos entero y ya a partir del siguiente nos empezamos a aburrir y a estar inquietos. Un ratillo después me salí con él a dar un paseo.

 Vamos que, en definitiva, disfrutamos de la experiencia cinéfila en torno a los 30 minutos (no quiero decir aguantar porque al cine se va a disfrutar y a pasarlo bien) porque luego cuando entramos en cinco minutos abandonamos la sala para jugar en el Mural del reciclaje, hemos echado una mañana muy divertida llena de juegos y actividades y hemos comprobado que aún es pronto para ir a ver una peli completa y de larga duración en el cine, aunque la experiencia cinéfila sí que parece haberle gustado.

 Por mi parte decir que el capítulo es una tremenda ida de olla y que la Señora Rabbit es mi nuevo ídolo, no digo más por no soltar spoilers XD. Además me ha encantado y alegrado conocer a mi vlogger favorito FamilyMan, a mi papá mago favorito y la primera mamá bloguera que comencé a seguir Mamá se escribe con K y también de mis favoritas, además de volver a ver a Serafín de Los ángeles de Papi. ¡¡Si es que mola un montón desvirtualizar a gente maja!!
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