lunes, 21 de mayo de 2018

Rebeldía de trapo


 Los niños crecen, se hacen mayores, aprenden y buscan los límites para saber hasta donde pueden llegar y qué cosas se pueden hacer o no, es una parte fundamental del desarrollo y, probablemente, el cómo se resuelvan esos momentos les marcará en el futuro.

 En la caverna tenemos varios conflictos últimamente, no son constantes si no que pueden pasar algún día, seguramente por el cansancio, lo que le haya ido pasando durante el día en el cole, en el parque, etc... Así pues, la hora de llegar del cole y cambiarse el uniforme o la hora de recoger los juguetes o, quizá, la hora de cenar, entre oros momentos, pueden suponer un pequeño momento de rebeldía.

 Ahora que entendemos un poco más de la disciplina positiva, tratamos estos conflictos de otro modo, esperamos a calmarnos e intentamos resolver el problema buscando una solución entre todos, no siempre da resultado y no siempre lo dará pero es una forma de que el Pequeño Cavernícola se sienta parte activa de la solución y entienda los problemas y sus consecuencias. Un castigo no sirve a largo plazo, solo aplaza un conflicto en el momento, y además nunca hemos creído en ellos, en cambio entender las consecuencias de tus actos, siempre que sean respetuosas, sí será beneficioso.

 Así pues tuvimos una racha de decir alguna palabra fea a todo el mundo, aunque fuera alguien que se cruzara por la calle. Eso no podía ser y buscamos un método de solucionarlo, fácil: no decir las palabras en cuestión. Como consecuencia, si se decía alguna de éstas palabras, quedamos en guardar un objeto personal de la persona que lo dijera en un sitio predeterminado durante un par de días hasta volver a tenerlo disponible. Y por ese sitio pasaron juguetes, alguna cosa de este que escribe y alguna de la Mamá Moderna porque las reglas son para todos.

 ¿Funcionó? En dos días problema resuelto. De esto ha pasado ya tiempo, apenas dice ninguna palabra, de vez en cuando se le escapa y simplemente recordamos que eso no se dice y punto. De momento nos ha funcionado pero esto no es la panacea, cualquier día podemos volver al principio y tener que volver a resolver el problema.

 Lo mejor de todo es que últimamente nos derretimos de amor tanto la Mamá Moderna como yo porque el peque nos da muchos besos, nos dice "te quiero" o "te quiero mucho" y esa es la mejor recompensa. Puede estar relacionado o quizá no tenga nada que ver, pero creemos que sí, nos esforzamos en cambiar nuestra mentalidad para tenerle en cuenta y que se sienta partícipe de lo que pueda, le decimos más te quieros que nunca aunque más besos es imposible.

 No obstante siempre hay días en los que la cagas y crees que les vas a marcar negativamente, infundado en tus experiencias personales. Y es que un día de estos tontos, que el día se te ha hecho largo, el peque se rebela a última hora y le da por meterte un dedo en un ojo, en la nariz, tirarte de una oreja... y le sigues el juego y al final, sin darte cuenta, él acaba llorando por un juego en el que lo mejor hubiera sido retirarse a tiempo.

 El remordimiento durante toda la noche, el día siguiente en el trabajo, las horas y minutos pensando que me lo tendría en cuenta... Hasta que me dijo: "te quiero papá", al día siguiente por la tarde.

 El amor llegó a nuestra casa con lengua de trapo, y esperamos que se quede por mucho tiempo.

4 comentarios:

  1. Yo creo que los niños son un reflejo del comportamiento de los padres. Mi hijo tiene casi 12 años y es muy cariñoso. Cierto es que también tiene pataletas, es un niño!! pero me dice que me quiere a todas horas y me abraza cuando nos cruzamos por casa. Y eso es por que lo ve, porque yo hago igual.
    Me alegro que tu peque también sea así, la verdad es que tienes razón y esos detalles hacen que nos derritamos casi por completo.
    Un abrazo!!!


    https://similocuramedeja.blogspot.com.es/

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    1. Es magnífico, cuando dice esas cosas no te puedes ir más feliz.
      Gracias por comentar :)

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  2. una excelente visión de una historia que he protagonizado muchas veces, ufff me hace sentir menos culpable e igualmente trabajar para que el amor de mis pequeñas continué en crecimiento sin fin.

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    1. Nos equivocaremos, de eso podemos estar seguro, al menos somos conscientes e intentamos ponerle remedio.

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