lunes, 19 de marzo de 2018

Paternidad del siglo XXI


 Las cosas cambian, el tiempo pasa ¿evoluciona la sociedad debidamente o estamos involucionando? La sociedad, cada día más, deja mucho que desear; hay una falta de empatía brutal, rápidamente juzgamos a las personas, se pierden fácilmente los modales o a la mínima saltamos para buscar bronca. Luego los gimnasios estarán vacíos... el regalo estrella de las próximas navidades debería ser un saco de boxeo.

 ¿Qué podemos hacer nosotros? El mundo está hecho una mierda, quizá no podamos cambiarlo pero no por ello vamos a dejar de intentarlo con nuestros pequeños gestos. Por otra parte ¿podemos esforzarnos en criar mejores personas? Mejores personas para un mundo de mierda, así como eslogan.

 ¿Por dónde empezar? El principio está en nuestra casa, en nuestra educación, predicando con el ejemplo. En los nuevos tiempos hemos vivido como la mujer ha entrado en el que, hasta hace bien poco, era campo exclusivo del hombre, sobretodo una vez que se tenían hijos, esto es el trabajo. La mujer se incorpora a trabajar cuando antes solo se ocupaba de la casa y la familia.

Pero ¿y a la inversa?

 Esto no está pasando, las cifras arrojan que sólo un 5% de los hombres se cogen una excedencia para cuidados o el 3% para la reducción de jornada (fuente Onda Cero). Es cierto que cada familia echará sus cuentas y que en función de diferentes aspectos en cada caso se decidirá quién se acoge a dichos derechos, eso cuando no te ponen trabas o te echan, directamente. No obstante el otro día entendí que la brecha salarial se acentúa tras tener hijos, es decir, inicialmente dicha brecha existe con una diferencia del 15% pero tras la maternidad se aumenta hasta un 30% o 35% (fuente 20 minutos).

 Pero venga, va, Cavernícola, según tú ¿qué es lo que hay que hacer?

 Yo no tengo la clave, no soy un experto en nada de esto, como he dicho cada familia es un caso diferente pero hay cosas que podemos hacer para predicar con el ejemplo, sobretodo nosotros: los padres. No se me ocurre cosa más positiva que estar ahí, presente, criando. No delegar los cuidados es de ley. Nadie nace sabiendo si tienes que cambiar un pañal, hazlo, probablemente lo harás mal, ya aprenderás. Baña a tu hijo, probablemente te de miedo, poco a poco cogerás confianza. Si toma biberón dáselo, si se despierta por la noche, acércate a ver qué ocurre.

Con pequeños gestos logramos mucho.

 Más adelante, intentad turnaros para ir a las reuniones del cole, quizás tengas la opción de pedirte un día en el trabajo, si sois afortunados hasta podréis ir juntos. A día de hoy seguimos siendo minoría en todas las reuniones a las que asisto aunque me alegro de que cada vez vengan más padres. Preocúpate y ocúpate del médico, los deberes, la ropa, las comidas... la mochila, cuando se comparte, pesa mucho menos.

 En definitiva, si nos implicamos en la crianza de nuestros hijos, por una parte estaremos luchando por tener un mundo mejor, más igualitario, y por otro, estaremos criando unas mejores personas, predicando con el ejemplo. Es más, cuando te implicas, tu mundo también cambia.

 Hoy, en el día del padre, sé el padre que quieres ser.

4 comentarios:

  1. Aún queda mucho por hacer en cuestión de corresponsabilidad. Dejando a un lado temas económicos la realidad es que pocos padres hay implicados al 100% en la crianza de sus hijos. Y esto lo ves cuando, en el curro de mi madre, funcionaria, muy poquitos hombres se acogen a reducción de jornada o excedencia. En el caso de sus compañeras, prácticamente todas tienen alguna medida de conciliación aplicada (incluso alguna abuela trabajadora ) Esta es la realidad que debemos cambiar. La de la implicación.

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    1. Pues sí, por ahí debemos empezar, en mi trabajo pasa lo mismo, quienes se cogen reducción de jornada, hasta la fecha han sido mujeres... Y ahí me incluyo, aunque en mi caso ni mi mujer ni yo nos la hemos pedido (aún).

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  2. En mi caso yo me ocupo de todo, pero es que yo trabajo en casa. Tengo amigos que se han cogido la excedencia y otros que no, creo que cada uno debe hacer lo que considere.

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    1. En eso estamos de acuerdo, todo va en función de la familia pero los números hablan por sí solos al fin y al cabo. Que nosotros somos excepción y predicamos entre conversos también influye :)

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