Una de las cosas que tengo claras es que junto con la paternidad muchas cosas cambiaron en mi, sobretodo mentalmente, mi forma de entender el mundo y a mi mismo. Desde el principio tenía claro que criar a mi hijo era parte fundamental de mi paternidad, mi implicación tenía que ser total, tocaba superar miedos y echarle valor al asunto por poco que supiera del tema.
Por ahí comenzó mi cambio.
Quería, y quiero, transmitir a mi hijo unos principios, unos ideales, y no podían ser sino igualitarios, respeto por encima de sexos y razas. Los de razas ya los traía de casa así que tocaba derribar modelos de género, bueno, no es que los haya tenido muy instaurados de antes porque mi madre ha sido mi modelo paternal y maternal a la vez y eso ya había influido en mi, pero algo siempre hay aunque sea inconscientemente.
Antes de ser padre tenía claro que las tareas de casa eran cosa de dos pero no siempre lo llevaba a cabo, delegando muchas veces en mi mujer hasta que un día caía una reprimenda, volverse apañado un tiempo para volver a empezar, lo que viene siendo la carga mental, saber que tienes que hacer algo y no sólo hacerlo.
Poco a poco fui cambiando, me he implicado al máximo en el cuidado y crianza de mi hijo. He cambiado pañales, he preparado biberones, he llevado al pediatra al peque, le he vestido... He adelantado mi jornada de trabajo para llegar a recoger a mi hijo al cole, voy a las reuniones, me implico en las actividades... En mi casa he ido aprendiendo tareas y hemos hecho un reparto de estas, de vez en cuando me falla eso de la carga mental y se me olvida algo. Va por rachas, tengo que mejorar, soy consciente de ello.
No, no soy ni experto ni ejemplo, no quiero serlo, lo que me gustaría es ser uno más.
Antes de ser padre no era consciente y/o no me interesaba la brecha salarial, los permisos de maternidad o paternidad, los problemas para conciliar, las dificultades a la hora de acceder a un puesto de trabajo, la diferencia de trato, el heteropatriarcado ni el machismo imperante. No tenía ni idea de feminismo. Hasta que un día me dijeron que precisamente lo que estaba haciendo era ser feminista. Yo era feminista sin saberlo, era un feminista involuntario.
Como no lo publiqué por el blog dejo aquí el artículo de La Razón en el que me entrevistaron con motivo del día del padre.
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