lunes, 8 de mayo de 2017

Anecdotario. Primeras anécdotas.


 De vez en cuando en mi página de Facebook voy contando algunas anécdotas que nos pasan en nuestro día a día, por lo general anécdotas graciosas pero no quiero dejar de compartirlas en el blog ya que puede que no leas o mires Facebook cuando se publica cada anécdota así que retomaré la idea original de las anécdotas que era crear una nueva sección con unas cuantas de ellas y llamada anecdotario.

EL MOCO.


 Llega un momento en la vida de todo chaval en el que aprendemos a sacarnos un moquete con el dedo, en ese momento el mundo se divide en dos tipos de personas, los que se lo comen y los que lo tiran. El otro día mi Pequeño Cavernícola consiguió desbloquear dicho logro y ahí estaba yo, atento a ver en qué grupo entraría. Pero para mi sorpresa y mi gozo decidió regalármelo, vino a mí con el moquete en el dedo, lo hizo una pelotilla y me lo dio. Si es que mi hijo me aprecia un montón y si algo ha salido de él ¿qué mejor regalo para un padre?

 Por cierto, luego se sacó otro y lo tiró al suelo.

LA PELUSA.


 Estábamos en la bañera, como cada noche, dándonos el baño de antes de cenar y acostarse cuando de pronto aparece por allí flotando en el agua una pelusilla. El Pequeño Cavernícola la mira con desconfianza, algo no le cuadra, ésta se acerca lentamente a su pie... el Pequeño Cavernícola intenta huir pero la bañera es estrecha, aparta el pie un poco pero la pelusa sigue rondando cerca. Cuando ya está demasiado cerca levanta la pierna y la mantiene en el aire hasta que la pelusilla pasa de largo hacía el otro extremo de la bañera. Primera pelusilla esquivada con éxito, ya veremos las siguientes...

LÓGICA APLASTANTE.


 Era una tarde en la que nos encontrábamos como tantas otras jugando en un pollete cercano a casa y tras un rato jugando allí con los coches y las piedras el Pequeño Cavernícola decidió que quería ir al parque. Yo le pregunté que a cual quería que fuéramos y él me señaló la calle hacia delante. El caso es que en esa dirección no hay ningún parque y por lo tanto le dije:

- ¿No quieres ir al parque que está allí? - Señalando con mi mano en la dirección del parque.

 El peque me mira la mano, sigue la dirección que estoy señalando en la que justo a dos metros de mi hay una pared y me dice.

- No, paaaaapa, "paque" no ahí.

 Efectivamente, en la pared no había ningún parque. Nada que debatir señoría.

6 comentarios:

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