Un grito maravilloso.

¿Quién dijo ojeras?

 Hoy (te escribo esto el 16 de Marzo de 2016 aunque se publique después), esta noche, hace escasos 15 minutos hemos vivido uno de esos momentos maravillosos, de esos momentos que papá va a recordar toda la vida o al menos durante el máximo tiempo posible (ya irás aprendiendo que la memoria es muy selectiva). Te voy a poner en antecedentes antes de contarte que ha sucedido.

 Lo normal todas las noches (o al menos la mayoría) es que alrededor de las 20:30 comencemos el ritual del BCD (baño-cena-dormir), para ello papá y mamá te llevamos al baño y mientras yo te lleno un poco la bañera con agua a la temperatura adecuada mamá te va desvistiendo, música de streptease incluida. Luego yo te meto en la bañera y mientras te baño y tu me bañas mamá va preparando la cena, normalmente transcurren unos 15-20 minutos de diversión acuática.

 Tras el bañito toca ir a la habitación y, después de secarte, intento ponerte el pijama, darte crema, cuando hace falta sacarte los mocos y limpiarte los oídos. Últimamente estás que no paras y cuesta más de la cuenta todo esto pero lo hacemos jugando y entre risas, inventando algo nuevo cada día. Una vez vestido nos dirijimos al salón a cenar, algunos días te llevo volando, otros bocaarriba y apagando/encendiendo los interruptores con la cabeza lo que te hace mucha gracia.

 La cena es un momento de incertidumbre, aunque creo que es la comida que mejor haces del día hay días que cuesta y días que según el ánimo yo, tu papá, me desespero un poco y me pongo nervioso. Tú creo que no lo notarás demasiado porque ya sabes que papá es un tío que normalmente controla mucho sus emociones.

 Para seguir con los antecedentes, hoy es miércoles y papá lleva dos días de esos que se dicen "de mierda", perdóname hijo por la expresión pero ya lo entenderás con el tiempo. Días en los que el trabajo se hace cuesta arriba, en los que veo que no llegamos a fin de mes, en los que estoy agobiado porque veo que el futuro de mamá se pone cuesta arriba respecto al mundo laboral. Además hoy en concreto he llegado a casa muy cansado y con una jaqueca seria. Sin olvidar que estás teniendo unos días en los que vuelves a no querer verme.

 Todo esto junto hace que tenga los nervios a flor de piel y esté un poco de bajón es por ese motivo que este momento puede haber sido tan maravillo, te voy a contar lo que ha pasado:

 Todos los días tras la cena yo te cojo en brazos y mamá te da las buenas noches con un besito, por lo general echas una sonrisa durante este momento, y tras el beso papá te lleva por el pasillo hasta tu habitación cantándote la canción de Marco. Hoy tras entrar en la habitación y a mitad de canción de repente y sin venir a cuento has soltado un grito y te has quedado tan pancho. Pero no un grito de dolor o pidiendo algo, no, un grito agudo y alto y lo mejor es que ¡ha sido como si nada!

 Increíble, he aguantado estoicamente la risa todo lo que podido, sin parar de cantar pero ha llegado un momento, aproximadamente cuando empezaba la canción por tercera vez, en el que no he podido más y he estallado en carcajadas. Por supuesto te has unido a mi y no podíamos parar de reír, hasta mamá se ha acercado porque nos escuchaba desde el salón sin saber que pasaba. Habrán sido dos minutos de risas sin parar, pero han sido maravillosos, increíbles, un momento de paz entre tanto estrés diario.

 Igual es por estos días que llevo, dicen que la risa es la mejor terapia, dicen que lo cura todo y que incluso alarga la vida, bueno, yo solo se que es muy sano reír y si tú te ríes conmigo el momento es increíble. Ojalá vivamos muchos más de estos, además de que escuchar reír a un bebé es una de las mejores cosas que puedes escuchar.

 Gracias por este momento hijo.
 Te quiere papá.