miércoles, 29 de junio de 2016

Abuelas.



 Hoy quiero dedicarle la entrada a las abuelas porque, en mi caso, ellas cuidan de nuestro Pequeño Cavernícola como si fuera su propio hijo, cuando tienen que hacerlo, nos ayudan, nos dan consejos, nos dicen si nos equivocamos pero dejan que nos equivoquemos, nos comprenden y siempre están ahí, para lo que haga falta.

 Gracias a las abuelas hemos podido descansar, hemos podido dormir, hemos tenido la casa limpia o un plato de comida caliente. Gracias a las abuelas hemos podido ir al cine, al circo, al teatro o a un parque de atracciones. Gracias a las abuelas hemos ganado confianza, hemos aprendido cosas, hemos relajado tensiones, hemos vuelto a disfrutar el uno del otro. Gracias a las abuelas hemos llegado a algún final de mes, hemos llevado los días y noches de hospital mejor, nos hemos duchado o hemos estado los primeros en la cola del registro civil.

 Pero esto no es nada, porque lo mejor es que nos quedamos tranquilos porque nuestro Pequeño Cavernícola se queda encantado con sus abuelas, rara vez ha llorado porque nos fuéramos y se quedara con sus abuelas, es más, en alguna ocasión hasta nos cerró la puerta o nos empujó para que nos fuéramos. Y es que adora a sus abuelas, a sus "yayas, esas que le consienten y le enseñan cosas que nosotros no hacemos o consentimos, esas que le atiborran a comida o que, para ellas, nunca tomaba suficiente biberón, esas que le despertaban sin querer con lo que costaba dormirle, esas que le cambian el nombre.

 Sin duda, las abuelas nos hacen la vida más fácil y sin duda, gracias a las abuelas hemos podido conciliar hasta el día de hoy.

 Rompamos una lanza en favor de las abuelas.

Imagen sacada de igtorres50.blogspot.com

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