jueves, 27 de octubre de 2016

Los primeros.



 Los primeros en acelerar cuando vamos en el coche y un semáforo esta cambiando al rojo o cuando alguien se acerca a ese paso de peatones pero queremos pasar antes. Los primeros que nos quejamos cuando somos nosotros los que estamos en ese paso de peatones o bajo ese semáforo. Los primeros en dejar de poner algún intermitente, aparcar mal o cruzarnos en una rotonda. Los primero en insultar al conductor que lo hace con su coche cerca de nosotros.

 Los primeros en correr hacia la caja en la que menos gente hay esperando para pasar la compra y pagar. Los primeros en colarnos cuando abren una caja nueva y dicen eso de "vayan pasando en orden de fila por la caja X". Los primeros en quejarnos porque al correr no nos dimos cuenta que el que estaba tenía el carro hasta los topes y además quiere que le lleven la compra a casa. Los primeros en quejarnos si el de delante tarda unos segundos más de la cuenta en pagar, en embolsar o en charlar con el empleado de turno. Los primeros en hacernos los longuis y pedir que nos pasen de nuevo la tarjeta cuando esta falla.

 Los primeros en saltarnos las normas de edad de los columpios o parques de bolas con nuestros hijos. Los primeros que nos jode cuando algún niño se salta esa restricción y se mete como un niño en una zona donde está nuestro retoño, da igual que fuéramos nosotros los que estábamos donde no teníamos que estar. Los primeros en llevar a nuestro hijo a ver una peli no recomendada para su edad. Los primeros en ofendernos porque salen escenas violentas o de sexo en exceso.

 Los primeros cuando vamos con el coche en pitar, cerrar el paso o hacerle una pirula a alguna moto o bici. Los primeros que cuando vamos en bici nos saltamos cualquier semáforo porque no cruza nadie. Los primeros en quejarnos de que no nos respetan en la carretera/ciudad. Los primeros en devolver la jugada a ese coche.

  Los primeros que tenemos un hueco y nos ponemos a taladrar o hacer cualquier cosilla de bricolaje que tengamos en casa sin fijarnos en las horas y más si los niños están con la abuela, hay que aprovechar. Los primeros en quejarnos de los vecinos porque hacen excesivo ruido a horas que no corresponden. Los primeros en subir a tocar la puerta del vecino para mostrar nuestro enfado. Los primeros en hacernos los locos cuando llama a nuestra puerta algún vecino.

 No se si será la falta de empatía, la falsa prisa con la que vivimos o que queremos ser mejor que alguien pero en la mayoría de las ocasiones en las que nos quejamos de algo o de alguien, nosotros mismo hacemos esas cosas por las que nos quejamos. Nos cuesta ponernos en el lugar del otro pero sin embargo queremos que se pongan en nuestro lugar. Maldita sociedad en la que solo vale ser el primero.

6 comentarios:

  1. Chapeau! Coincido contigo plenamente y también lo expresé así hace algunos meses :P

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  2. Sigo diciendo lo mismo: en nuestras manos está cambiar las cosas. Tenemos q educar a la generación que viene detrás.

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  3. Tu post refleja muy bien cómo me ahogaba cuando vivía en Madrid. En el pueblo las cosas cambian....no tenemos semáforos, sólo hay una caja para pagar, en la mayoría de los comercios no hay pago con tarjeta. Y cuando un niño invade la zona de los pequeños, le llamamos por su nombre y le decimos que se salga que puede hacer daño a los pequeños. Perdona por contestar de manera tan breve tu post que me ha encantado, pero creo que has entendido a que me refiero ;). Viendo el mundo desde el otro lado a eso se le llama deshumanización, que es en lo que nos convierte las grandes ciudades, en seres deshumanizados con prisa para llegar no sabemos muy bien a donde.

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    1. Pues sí, he pasado alguna temporada larga en el pueblo y se nota la diferencia. Aquí debe ser la contaminación que nos deja taraos o algo---

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